• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

Oportuna Oportunidad


OPORTUNA OPORTUNIDAD

La tan temida soledad puede, a veces,
ser una oportuna oportunidad
(redundancia para dar énfasis)
de estar solo consigo mismo y mirarse a su autoespejo.
Coger esperanzadamente la lupa polvorienta;
esa que siempre nos da miedo coger… no vaya a ser que se
transforme en una sibilante serpiente venenosa y nos pique.
Limpiar la vieja lupa, que habíamos guardado
en cualquier época de nuestra vida.
(casi siempre en la adolescencia)
Enfocar con coraje hacia
nuestro interior oscurecido.
Poco a poco ir enfocando la lente
hasta que la distante imagen de nuestro
interior se haga más y más nítida.
Seguro que encontraremos allí muchas cosas sorprendentes:
un niño deslumbrado ante un mundo maravilloso,
donde a cada momento descubre nuevas cosas.
Más adelante lo vemos otra vez, pero ahora
está acurrucado en un rincón pesadumbroso;
parece ser que acaba de descubrir que ese mundo
maravilloso no era exactamente así… maravilloso;
pero luego lo vemos tranquilizarse porque la gente
más grande en tamaño y en volumen
y con más tiempo en este mundo,
lo convence de que el mundo es así mismo
de injusto y cruel y que lo máximo que se
puede hacer es, la vista gorda.
¡Volvamos la oxidada lupa al niño acurrucado!
Animémoslo, diciendo:
la próxima vez que veas al abuelo que se sienta,
a cada día solo en el parque mientras juegas,
te puedes acercar de vez en cuando y sonrreirle.
Al perro sediento que vaga sín dueño por el barrio,
le puedes poner una latita vacía, de mermelada, con agua.
Al delgado hombre harapiento que duerme en el banco de la plaza,
y cuyas madres siempre alertan a los niños
de que no se acerquen demasiado,
(no vaya a ser que te metas por la fuerza
en el saco mugriento que siempre lleva a cuestas
y luego te coma o te venda a una caravana gitana que va de paso);
a ese mismo le puedes hacer un bocadillo con ese trozo de pan
que ha quedado y, seguramente mañana por la mañana
estará duro como la roca de un volcán.
¡Vamos niño… levántate!
Ahora tienes más tamaño, más tiempo, más autonomía;
sólo tienes que rebuscar con paciencia en esa cestita
de hojas de papel arrugado:
hojas que pongan escrito: esperanzas perdidas,
sueños rotos, idealismo extraviado…
Tranquilo… ¡no hace falta que te agobies así!
Recupéralas despacio, una a una.
Toma tu tiempo… estira el papel arrugado
y acuérdate qué color, olor, aroma, sabor y peso
tenía lo que has dejado por el camino.
Si pudieras acordarte del momento exacto
en que lo has perdido,
o el día en que te lo han arrancado con violencia
de tu corazón, de tu alma, de tu mente…
Pero esto ya es pedir demasiado.
De momento: soplemos el polvo oscurecido
que recubre la caja de la vieja lupa,
limpiémosla con mucho cuidado y,
enfoquémosla hacia las tierras
incógnitas de nuestro interior.


Encarna Romero (España – 12/2012)
Derechos reservados de autor
imagen: ignacioaguirre



lupa - ignacio aguirre.jpg
 
Última edición:

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO

OPORTUNA OPORTUNIDAD

La tan temida soledad puede, a veces,
ser una oportuna oportunidad
(redundancia para dar énfasis)
de estar solo consigo mismo y mirarse a su autoespejo.
Coger esperanzadamente la lupa polvorienta;
esa que siempre nos da miedo coger… no vaya a ser que se
transforme en una sibilante serpiente venenosa y nos pique.
Limpiar la vieja lupa, que habíamos guardado
en cualquier época de nuestra vida.
(casi siempre en la adolescencia)
Enfocar con coraje hacia
nuestro interior oscurecido.
Poco a poco ir enfocando la lente
hasta que la distante imagen de nuestro
interior se haga más y más nítida.
Seguro que encontraremos allí muchas cosas sorprendentes:
un niño deslumbrado ante un mundo maravilloso,
donde a cada momento descubre nuevas cosas.
Más adelante lo vemos otra vez, pero ahora
está acurrucado en un rincón pesadumbroso;
parece ser que acaba de descubrir que ese mundo
maravilloso no era exactamente así… maravilloso;
pero luego lo vemos tranquilizarse porque la gente
más grande en tamaño y en volumen
y con más tiempo en este mundo,
lo convence de que el mundo es así mismo
de injusto y cruel y que lo máximo que se
puede hacer es, la vista gorda.
¡Volvamos la oxidada lupa al niño acurrucado!
Animémoslo, diciendo:
la próxima vez que veas al abuelo que se sienta,
a cada día solo en el parque mientras juegas,
te puedes acercar de vez en cuando y sonrreirle.
Al perro sediento que vaga sín dueño por el barrio,
le puedes poner una latita vacía, de mermelada, con agua.
Al delgado hombre harapiento que duerme en el banco de la plaza,
y cuyas madres siempre alertan a los niños
de que no se acerquen demasiado,
(no vaya a ser que te metas por la fuerza
en el saco mugriento que siempre lleva a cuestas
y luego te coma o te venda a una caravana gitana que va de paso);
a ese mismo le puedes hacer un bocadillo con ese trozo de pan
que ha quedado y, seguramente mañana por la mañana
estará duro como la roca de un volcán.
¡Vamos niño… levantate!
Ahora tienes más tamaño, más tiempo, más autonomía;
sólo tienes que rebuscar con paciencia en esa cestita
de hojas de papel arrugado:
hojes que pongan escrito: esperanzas perdidas,
sueños rotos, idealismo extraviado…
Tranquilo… ¡no hace falta que te agobies así!
Recupéralas despacio, una a una.
Toma tu tiempo… estira el papel arrugado
y acuérdate qué color, olor, aroma, sabor y peso
tenía lo que has dejado por el camino.
Si pudieras acordarte del momento exacto
en que lo has perdido,
o el día en que te lo han arrancado con violencia
de tu corazón, de tu alma, de tu mente…
Pero esto ya es pedir demasiado.
De momento: soplemos el polvo oscurecido
que recubre la caja de la vieja lupa,
limpiémosla con mucho cuidado y,
enfoquémosla hacia las tierras
incógnitas de nuestro interior.


Encarna Romero (España – 12/2012)
Derechos reservados de autor
imagen: ignacioaguirre



Ver el archivo adjunto 441

Un poema excelente Encarna y de versos muy certeros y profundos,coincido que la verdad de las cosas esta en nuestro interior y según con la lupa que se miren cambiarán nuestro accionar y nuestro vivir,excelente obra ,gracias por compartir y felicitaciones,un beso grande
 
Gracias, Carlos. Me ha gustado mucho la citación de la frase -"libres son los que no temen llegar al fondo de sus pensamientos y emociones"-. Con eso, ya tengo para meditar un rato. Un abrazo...
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba