Reina Mora
Miembro Conocido
OSTRACISMO
El telón de terciopelo rojo cayó pesado sobre las sombras inmóviles de la última escena. Los aplausos activaron una nueva aparición luminosa y desenmascarada de los actores, luego, cada personaje volvía a su vida real, unos caminando hacia la estación de trenes cercana al teatro, otros perdiéndose en la oscuridad de la noche.
El público demoró en abandonar la sala, un misterioso clima reinaba en ella desde el comienzo de la función. Hubo quienes se preguntaban detalles sobre el argumento de la obra, otros debatían sobre el desenlace inesperado y confuso que había sorprendido a la mayoría, sin embargo nadie se percataba del mundillo oculto que latía entre butacas y huellas alfombradas.
Cuando solitario fue quedando, tras el murmullo, al fondo del grupo de personas que se alejaban, envueltas en importantes abrigos, una anciana envuelta en roídas prendas, recorría cada fila buscando objetos olvidados y alguna golosina caída para engañar el estómago.
Su rutina de supervivencia continuaba con la limpieza de los sanitarios y alguna que otra tarea de ordenar el vestuario y el mobiliario para siguientes actuaciones.
Ella disfrutaba entre el público cada presentación, solo que no se retiraba como todos podían hacerlo al final. Había formado parte del elenco estable del teatro municipal y sin alcanzar ninguna fama, se fue quedando como parte del ecosistema teatral en principio y con el avance de los años sobre su empequeñecida figura, como una ignorada abuela de la comunidad artística.
Beatríz había lucido en cartelera con destacados galanes de su época y ahora silenciosamente sacudía unas mantas impregnadas de rancios aromas para descansar.
**** Reina Mora****
El telón de terciopelo rojo cayó pesado sobre las sombras inmóviles de la última escena. Los aplausos activaron una nueva aparición luminosa y desenmascarada de los actores, luego, cada personaje volvía a su vida real, unos caminando hacia la estación de trenes cercana al teatro, otros perdiéndose en la oscuridad de la noche.
El público demoró en abandonar la sala, un misterioso clima reinaba en ella desde el comienzo de la función. Hubo quienes se preguntaban detalles sobre el argumento de la obra, otros debatían sobre el desenlace inesperado y confuso que había sorprendido a la mayoría, sin embargo nadie se percataba del mundillo oculto que latía entre butacas y huellas alfombradas.
Cuando solitario fue quedando, tras el murmullo, al fondo del grupo de personas que se alejaban, envueltas en importantes abrigos, una anciana envuelta en roídas prendas, recorría cada fila buscando objetos olvidados y alguna golosina caída para engañar el estómago.
Su rutina de supervivencia continuaba con la limpieza de los sanitarios y alguna que otra tarea de ordenar el vestuario y el mobiliario para siguientes actuaciones.
Ella disfrutaba entre el público cada presentación, solo que no se retiraba como todos podían hacerlo al final. Había formado parte del elenco estable del teatro municipal y sin alcanzar ninguna fama, se fue quedando como parte del ecosistema teatral en principio y con el avance de los años sobre su empequeñecida figura, como una ignorada abuela de la comunidad artística.
Beatríz había lucido en cartelera con destacados galanes de su época y ahora silenciosamente sacudía unas mantas impregnadas de rancios aromas para descansar.
**** Reina Mora****