Pensarme
(A mi hija Mariana)
Te gusta pensarme viejo,
arropado en la niebla,
taciturno y solo
como arrullo de marea.
Te gusta pensarme alto,
omnisciente y rugoso,
que me habiten mil pájaros
y llenen mi sangre con sus coros.
Te gusta pensarme inmóvil
y renacido por los siglos de los siglos,
tener mi pensamiento en el cielo
y en el mineral de mis hijos.
Te gusta pensarme música
de labios, un fiel cobertizo,
ya sea invierno o verano
marchar como suelo anclado.
Te gusta pensarme aire
ese caballo que pides desbocado
dispensador de tu palabra flamígera,
leer de revés de tu poesía.
Te gusta pensarme
solo por pensarlo un poco
que se sentiría ser Dios
y creerme saberlo todo.
Te gusta pensarme árbol
mientras miro tus ojos de castaña,
escuchar que me llamas: “albol”
soy lo que quieras, pequeña Mariana.
FLL
(A mi hija Mariana)
Te gusta pensarme viejo,
arropado en la niebla,
taciturno y solo
como arrullo de marea.
Te gusta pensarme alto,
omnisciente y rugoso,
que me habiten mil pájaros
y llenen mi sangre con sus coros.
Te gusta pensarme inmóvil
y renacido por los siglos de los siglos,
tener mi pensamiento en el cielo
y en el mineral de mis hijos.
Te gusta pensarme música
de labios, un fiel cobertizo,
ya sea invierno o verano
marchar como suelo anclado.
Te gusta pensarme aire
ese caballo que pides desbocado
dispensador de tu palabra flamígera,
leer de revés de tu poesía.
Te gusta pensarme
solo por pensarlo un poco
que se sentiría ser Dios
y creerme saberlo todo.
Te gusta pensarme árbol
mientras miro tus ojos de castaña,
escuchar que me llamas: “albol”
soy lo que quieras, pequeña Mariana.
FLL
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