Mañana lúgubre como aquellas miradas
que atardecen llenas de penumbra.
Sol dañado por un sinfín de cosas absurdas,
y qué al ocaso desaparece más ebrio que nunca.
Oscurecer como un eclipse de sol !sin ti oh luna!
y solo sentir el dilema que sangra desnuda.
No hay roce que ella me haga de sobria,
si es como sentir el flechazo de Cupido a la cabeza.
Contornos desnudos que no se dan cuenta.
Almas vencidas que acarician la inconsciencia.
Sueños dados por el favor de arder tan bellas.
Contornos lisos que se quiebran sin sentir respuestas.
Amanecer lúgubre mas nadie ya despierta
La noche ha sido larga, y el tiempo nunca regresa.