Con el vórtice de las horas,
en plena ebullición del petricor
te conozco y no,
donde el arrebol
se inflama como burbuja
y en pétreo conticinio
cae como la lluvia
sobre los dos
te conozco y no,
déjame mirar el terruño
de tus manos
y plantaré en ellas,
tras la resolana,
un patio interior
donde te encuentre
y quizá te conozca
¿o no?
FLL