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Pintura campesina

Las cuatro en el reloj y la Carmela
se mueve anticipando a la alborada;
y en frente del fogón de piedra y leña
alienta en los rescoldos una brasa.

En tanto se cocinan las arepas
y el agua de panela con la nata,
Don Pedro ya apareja a mula y yegua
montándoles la silla y las albardas.

Apura el desayuno y en la puerta
-apenas clareando la mañana-
abraza con fervor a su Carmela
y parte bordeando la cañada.

La vieja lo despide, da la vuelta
y pronta va al ordeño de la vaca;
traviesas las gallinas cacarean
y en medio de corral el gallo canta.

El rancho toma vida en tanto humea
al fuego de la leña la pitanza:
sancocho de gallina sana y tierna,
aliños de sazón y unas patatas.

El Pedro se dedica a su parcela
armado de azadón y de guadaña,
retira las malezas en la arveja
y abona con estiércol cada hilada.

Abundan laboriosas las abejas
libando entre las flores de las plantas
y el hombre se dirige a la arboleda
cargada con racimos de naranjas.

Se sienta en el sombrío y se refresca
bebiendo a discreción de su tinaja;
y alegre se esperanza en la cosecha
que pronto les dará alguna plata.

A la hora, cuando el hambre casi asedia,
Carmela se aparece en la hondonada
montada a su potranca predilecta,
y asiendo en su morral aquellas viandas
que su hombre con fruición a diario espera.

Se sientan lado a lado y en la grama
ingieren el cocido en las cazuelas;
terminan, la mujer retorna a casa
y Pedro reanuda sus tareas.

De vuelta, la Carmela rauda pasa
directo a las labores en su huerta:
un corto sembradío de espinacas,
tomates y cebolla y varias hierbas…

Declina el astro rey en lontananza
y Pedro ha consumado su faena,
regresa con un ansia que lo abrasa
pues sabe que su vieja allá lo espera.

Observa, embelesada la mirada,
el cielo que se viste de violeta,
y en casa desde lejos ve las flamas
que emiten temblorosas viejas velas.

Entrada ya la noche, su guitarra
rasguea contemplando las estrellas
y cantan a la luna, llena y blanca,
que aclara palmo a palmo la pradera…

Tomados de la mano se levantan,
atrancan las ventanas y las puertas,
sonrientes se dirigen a la cama
y sacian sus codicias más secretas…
 

José Luis Blázquez

JURADO - MODERADOR de los Foros de Poética Clásica
Excelente poema, sumamente descriptivo, que paso a la fase de votación.

Un abrazo.

P.D. Has publicado en este Foro de Concurso 4 poemas en lo que va de mes. Te ruego tengas en cuenta la norma que impide publicar más de un poema semanal a cada autor. Gracias por tu comprensión.
 

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