Alba Rivero.
Miembro Conocido
Plegaria.
¿Adónde vas poeta
con tu ilusión a cuestas
amante de mil lunas,
bohemio de alma inquieta?
¿Adónde vas, mendigo
de amores y de letras
rumiando soledades
buscando algún poema?
¿Adónde vas, hermano,
acunado en estrellas,
curtido en viejos soles
y en esperanzas nuevas?
Perdido en las esquinas
de sórdidas callejas,
los ayes de los muros,
fervientemente anhelas.
Tal vez hoy fuera el día!
tal vez la noche quiera!
con el silbar del viento
traer tu musa nueva.
Y pegado al asfalto
sin rumbo y sin frontera,
peregrino del aire,
deambulas por la tierra.
La tierra que se queja,
que ríe o desespera,
que comprende tu lucha
porque es su lucha vieja.
¿Acaso tú no sabes,
que ella es toda poema?
sonríe desde el alba,
y en el ocaso tiembla,
porque al nacer el día,
se mueren las estrellas
y al fuego de la aurora,
crepúsculos lo niegan.
¿Adónde vas, errante,
amansador de letras,
en busca de ese verso,
que pide tu alma inquieta?
No importa cuánto sufras,
no importa cuánto quieras,
no importa si sonríes
o si en llanto te anegas.
Allá en el horizonte,
diluye su silueta
el bien por el cual sufres
sin alcanzar tu meta.
En lluvias te has bañado
y te volviste piedra
y luego fuiste trino
y luego alma sedienta.
Y al paso de los tiempos
te hundiste en anatemas,
maldito y despojado
tallando otras escuelas
Y sigues tu camino
de errática quimera
sin encontrar el verso,
sin explotar la veta.
Tal vez en un segundo,
antes que el cuerpo muera,
la esencia de la muerte
se junte con tu esencia
y desgarrando en grito,
al cielo y a la tierra
pudieras tú pedirles:
¡Transfórmenme en poeta!
Alba Rivero.
¿Adónde vas poeta
con tu ilusión a cuestas
amante de mil lunas,
bohemio de alma inquieta?
¿Adónde vas, mendigo
de amores y de letras
rumiando soledades
buscando algún poema?
¿Adónde vas, hermano,
acunado en estrellas,
curtido en viejos soles
y en esperanzas nuevas?
Perdido en las esquinas
de sórdidas callejas,
los ayes de los muros,
fervientemente anhelas.
Tal vez hoy fuera el día!
tal vez la noche quiera!
con el silbar del viento
traer tu musa nueva.
Y pegado al asfalto
sin rumbo y sin frontera,
peregrino del aire,
deambulas por la tierra.
La tierra que se queja,
que ríe o desespera,
que comprende tu lucha
porque es su lucha vieja.
¿Acaso tú no sabes,
que ella es toda poema?
sonríe desde el alba,
y en el ocaso tiembla,
porque al nacer el día,
se mueren las estrellas
y al fuego de la aurora,
crepúsculos lo niegan.
¿Adónde vas, errante,
amansador de letras,
en busca de ese verso,
que pide tu alma inquieta?
No importa cuánto sufras,
no importa cuánto quieras,
no importa si sonríes
o si en llanto te anegas.
Allá en el horizonte,
diluye su silueta
el bien por el cual sufres
sin alcanzar tu meta.
En lluvias te has bañado
y te volviste piedra
y luego fuiste trino
y luego alma sedienta.
Y al paso de los tiempos
te hundiste en anatemas,
maldito y despojado
tallando otras escuelas
Y sigues tu camino
de errática quimera
sin encontrar el verso,
sin explotar la veta.
Tal vez en un segundo,
antes que el cuerpo muera,
la esencia de la muerte
se junte con tu esencia
y desgarrando en grito,
al cielo y a la tierra
pudieras tú pedirles:
¡Transfórmenme en poeta!
Alba Rivero.