ADMINISTRACIÓN
Administrador
Poema 16
Cuando te vi.
Aun esta esa silueta
en aquella estación de atocha
bajo esas palmeras,
a la espera de ese reencuentro
loco y fugaz.
Mirada penetrante
con figura sin igual,
mirada cautivadora
con labios sensuales,
esperando aun esa llegada.
Ese primer beso a través del tiempo
atrapador y sensual,
dieron rienda suelta
a un amor sin igual.
Nos perdimos en las noches
de un viejo hostal,
desojando nuestras ropas
entre desquiciados besos
y una pasión sin igual.
Noches y días de amor eterno
vinieron del más allá,
entre las calles empedradas
de bohemias, perdimos todo pudor,
puro y sensual.
Tus grandes brazos me seducían
junto a tu piel tibia por las noches,
entre esos bailes donde nos perdimos
con música sin igual
de dos cuerpos tan solo amantes.
Pasaron días y noches
entre un calor lleno de pasión,
fueron las caricias y besos e ensueño
donde el tiempo solo dejo
marcados por siempre a esos dos corazones,
en un te quiero y una adiós.
Cuando te vi.
Aun esta esa silueta
en aquella estación de atocha
bajo esas palmeras,
a la espera de ese reencuentro
loco y fugaz.
Mirada penetrante
con figura sin igual,
mirada cautivadora
con labios sensuales,
esperando aun esa llegada.
Ese primer beso a través del tiempo
atrapador y sensual,
dieron rienda suelta
a un amor sin igual.
Nos perdimos en las noches
de un viejo hostal,
desojando nuestras ropas
entre desquiciados besos
y una pasión sin igual.
Noches y días de amor eterno
vinieron del más allá,
entre las calles empedradas
de bohemias, perdimos todo pudor,
puro y sensual.
Tus grandes brazos me seducían
junto a tu piel tibia por las noches,
entre esos bailes donde nos perdimos
con música sin igual
de dos cuerpos tan solo amantes.
Pasaron días y noches
entre un calor lleno de pasión,
fueron las caricias y besos e ensueño
donde el tiempo solo dejo
marcados por siempre a esos dos corazones,
en un te quiero y una adiós.