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Poema 21
Navidades de mi infancia
Navidades del ayer,
cuando mi niñez afloraba
entre luces de bengala
y la ilusión
que iba tejiendo mi madre,
guardando en secreto
una muñeca holandesa
para acurrucarla en mi sueño
antes de que amanezca.
Voces del pasado regresan,
navidades de paz
que arrullaron
mis castos anhelos;
yo tenía siete años
si mal no recuerdo
y cascabeles en el alma;
mientras flotaba en el hogar
un villancico
untado de emociones y flautas.
Blanco mantel,
con dos velas fragantes
y la sonrisa de mi madre
alumbraban mi humilde estancia.
Chocolate tibio
con puré de manzana
entre petardos y algarabía
eran las Navidades de mi infancia.
Hoy han callado los ecos
de aquel blanco recuerdo;
y ya no existe de aquellos lejanos tiempos
ni el precario nacimiento,
donde con afán e inocencia
escondía alguna carta, expresando mis deseos.
Se apagaron para siempre
las luces de la esperanza,
que encendían las ventanas navideñas
y coloreaban mi antigua casa.
Los pasos de mi madre
partieron por la última senda;
y ya no habrán Navidades como esas
porque el tiempo de la niñez
ya no regresa.
Navidades de mi infancia
Navidades del ayer,
cuando mi niñez afloraba
entre luces de bengala
y la ilusión
que iba tejiendo mi madre,
guardando en secreto
una muñeca holandesa
para acurrucarla en mi sueño
antes de que amanezca.
Voces del pasado regresan,
navidades de paz
que arrullaron
mis castos anhelos;
yo tenía siete años
si mal no recuerdo
y cascabeles en el alma;
mientras flotaba en el hogar
un villancico
untado de emociones y flautas.
Blanco mantel,
con dos velas fragantes
y la sonrisa de mi madre
alumbraban mi humilde estancia.
Chocolate tibio
con puré de manzana
entre petardos y algarabía
eran las Navidades de mi infancia.
Hoy han callado los ecos
de aquel blanco recuerdo;
y ya no existe de aquellos lejanos tiempos
ni el precario nacimiento,
donde con afán e inocencia
escondía alguna carta, expresando mis deseos.
Se apagaron para siempre
las luces de la esperanza,
que encendían las ventanas navideñas
y coloreaban mi antigua casa.
Los pasos de mi madre
partieron por la última senda;
y ya no habrán Navidades como esas
porque el tiempo de la niñez
ya no regresa.