• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

Poema 3 - Evento de San Valentín

Estado
No está abierto para más respuestas.

ADMINISTRACIÓN

Administrador
Poema 3

Te regalo una margarita

Hoy te traigo tu flor preferida: una sencilla margarita.
En un día como este, hace ya algunos años,
nos hemos conocido: era un apacible día de San Valentín.


La floristería estaba a reventar.
Yo solo iba, como cada día, a oler y a mirar.
Tú, en cambio, buscabas algo muy concreto:
- una flor singular para una mujer especial.
Hemos tropezado y, para compensarte, te he ayudado.


Al salir con un gran ramo de margaritas silvestres
envueltas en rojo celofán y un lazo dorado,
has arrancado una pequeña flor
y en el pelo revuelto, me la has puesto.


Creo que ha sido en ese exacto momento
cuando tu amplia sonrisa y profunda mirada,
me han robado el alma, secuestrado el corazón
y hecho añicos mi razón y mi cordura.


Como dos astros que se chocan,
se derriten y se funden,
nuestras almas hermanas fueron atraídas
como por un invisible imán.


No hace falta que te repita nuestra historia
de encuentros, desencuentros y reencuentros.
La sabes mejor que yo.


Cada año, en esta fecha, cruzas la puerta con margaritas.
Hoy te regalo yo: solamente una.
La más especial de todas: la primera.
Ya está seca por haber estado guardada tanto tiempo
en mi perfumada cajita de madera de India.


Mira, mi amor, cómo la suave brisa
mueve las largas ramas del arboledo.
Oye cómo gorjean los pájaros grises
y cómo sus crías reclaman hambrientas.


¡Cuántos olores a flores por todas partes!
Me recuerda aquel primer día en la floristería.
Hoy te devuelvo esta pequeña flor seca;
símbolo de un amor que jamás se apagará.


Nuestro amor huele a margaritas silvestres
en el vasto campo al amanecer.


Oye, debo irme, empieza a oscurecer.
El solitario búho comienza ya a ulular.
Esta noche tendrás por compañera
una melancólica luna casi llena.


Aquí te dejo nuestra margarita...
sobre el mármol blanco
ella parece mucho más bonita.


Este año, en vez de una mirada cómplice,
caerá lenta una lágrima caliente.
En lugar de una bella sonrisa,
un silencio respetuoso flotará por el aire.


Adiós, amor mío...
junto a tu blanca tumba dejo también:
sueños rotos, esperanzas destrozadas
y la certeza de que tu alma es mi alma
y así será por siempre jamás.





 

Sandra Muñoz

Miembro Activo
Coordinación del poema
Valor:1 punto
Estética y coherencia
Valor: 1 punto
Apreciación personal
Valor: 2 punto
total: 4
 

Verito

Miembro Conocido
Coordinación del poema: 2 puntos.
Estética y coherencia: 1 punto.
Apreciación dle poema: 2 puntos.

TOTAL: 5 PUNTOS.
 

ADMINISTRACIÓN

Administrador
Poema 3

Te regalo una margarita

Hoy te traigo tu flor preferida: una sencilla margarita.
En un día como este, hace ya algunos años,
nos hemos conocido: era un apacible día de San Valentín.


La floristería estaba a reventar.
Yo solo iba, como cada día, a oler y a mirar.
Tú, en cambio, buscabas algo muy concreto:
- una flor singular para una mujer especial.
Hemos tropezado y, para compensarte, te he ayudado.


Al salir con un gran ramo de margaritas silvestres
envueltas en rojo celofán y un lazo dorado,
has arrancado una pequeña flor
y en el pelo revuelto, me la has puesto.


Creo que ha sido en ese exacto momento
cuando tu amplia sonrisa y profunda mirada,
me han robado el alma, secuestrado el corazón
y hecho añicos mi razón y mi cordura.


Como dos astros que se chocan,
se derriten y se funden,
nuestras almas hermanas fueron atraídas
como por un invisible imán.


No hace falta que te repita nuestra historia
de encuentros, desencuentros y reencuentros.
La sabes mejor que yo.


Cada año, en esta fecha, cruzas la puerta con margaritas.
Hoy te regalo yo: solamente una.
La más especial de todas: la primera.
Ya está seca por haber estado guardada tanto tiempo
en mi perfumada cajita de madera de India.


Mira, mi amor, cómo la suave brisa
mueve las largas ramas del arboledo.
Oye cómo gorjean los pájaros grises
y cómo sus crías reclaman hambrientas.


¡Cuántos olores a flores por todas partes!
Me recuerda aquel primer día en la floristería.
Hoy te devuelvo esta pequeña flor seca;
símbolo de un amor que jamás se apagará.


Nuestro amor huele a margaritas silvestres
en el vasto campo al amanecer.


Oye, debo irme, empieza a oscurecer.
El solitario búho comienza ya a ulular.
Esta noche tendrás por compañera
una melancólica luna casi llena.


Aquí te dejo nuestra margarita...
sobre el mármol blanco
ella parece mucho más bonita.


Este año, en vez de una mirada cómplice,
caerá lenta una lágrima caliente.
En lugar de una bella sonrisa,
un silencio respetuoso flotará por el aire.


Adiós, amor mío...
junto a tu blanca tumba dejo también:
sueños rotos, esperanzas destrozadas
y la certeza de que tu alma es mi alma
y así será por siempre jamás.






Te regalo una margarita

Hoy te traigo tu flor preferida: una sencilla margarita.
En un día como este, hace ya algunos años,
nos hemos conocido: era un apacible día de San Valentín.


La floristería estaba a reventar.
Yo solo iba, como cada día, a oler y a mirar.
Tú, en cambio, buscabas algo muy concreto:
- una flor singular para una mujer especial.
Hemos tropezado y, para compensarte, te he ayudado.


Al salir con un gran ramo de margaritas silvestres
envueltas en rojo celofán y un lazo dorado,
has arrancado una pequeña flor
y en el pelo revuelto, me la has puesto.


Creo que ha sido en ese exacto momento
cuando tu amplia sonrisa y profunda mirada,
me han robado el alma, secuestrado el corazón
y hecho añicos mi razón y mi cordura.


Como dos astros que se chocan,
se derriten y se funden,
nuestras almas hermanas fueron atraídas
como por un invisible imán.


No hace falta que te repita nuestra historia
de encuentros, desencuentros y reencuentros.
La sabes mejor que yo.


Cada año, en esta fecha, cruzas la puerta con margaritas.
Hoy te regalo yo: solamente una.
La más especial de todas: la primera.
Ya está seca por haber estado guardada tanto tiempo
en mi perfumada cajita de madera de India.


Mira, mi amor, cómo la suave brisa
mueve las largas ramas del arboledo.
Oye cómo gorjean los pájaros grises
y cómo sus crías reclaman hambrientas.


¡Cuántos olores a flores por todas partes!
Me recuerda aquel primer día en la floristería.
Hoy te devuelvo esta pequeña flor seca;
símbolo de un amor que jamás se apagará.


Nuestro amor huele a margaritas silvestres
en el vasto campo al amanecer.


Oye, debo irme, empieza a oscurecer.
El solitario búho comienza ya a ulular.
Esta noche tendrás por compañera
una melancólica luna casi llena.


Aquí te dejo nuestra margarita...
sobre el mármol blanco
ella parece mucho más bonita.


Este año, en vez de una mirada cómplice,
caerá lenta una lágrima caliente.
En lugar de una bella sonrisa,
un silencio respetuoso flotará por el aire.


Adiós, amor mío...
junto a tu blanca tumba dejo también:
sueños rotos, esperanzas destrozadas
y la certeza de que tu alma es mi alma
y así será por siempre jamás.


6 puntos.

Aclaración : La palabra arboledo está en desuso, pero es aceptada por la Real Academia Española.
Siendo su definición conjunto de árboles.
 
Última edición:

LUZ

Miembro Conocido
Coordinación del poema: 2 punto.
Estética y coherencia: 2 punto.
Apreciación personal: 2 puntos.

TOTAL: 6 PUNTOS.
 

Janeth Escobar

Miembro Activo
Coordinación del poema.... pts... 2
Estética y coherencia ....... pts... 2
Apreciación personal ........ pts... 1

total ............. pts... 5
 
Estado
No está abierto para más respuestas.

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba