Janette Yazmin
Miembro Activo
Decir lo que siento, mi amado sol
Después de tu partida desde hace siglos,
Será redundar en esta historia trágica sin fin, que no tiene solución.
Aún recuerdo cómo tus brazos rodeaban mi cintura,
Incendiando mis caderas y en peligro de provocar una ignición entera...
De ti me advirtieron mis doncellas las estrellas... que me cuidara de tu calor.... quepodría reducirme a cenizas...
No sé muy bien cómo pasó... sólo sé que un buen día nos encontramos....
Yo ataviada de noche y fulgor.. tú... con la arrogancia y seguridad de ser un creador...
No nos reconocimos en plena constelación.... fue sólo una travesura de niños, el explorar un nuevo sector... más tu mirada se posó en la mía... y desde entonces supe que sin ti ya no viviría... palabras... hubo pocas... más que vehemencia, hubo deseo... y el sabernos prohibidos intensificó el fuego...
Yo, la diosa luna, musa de poetas y juglares, no habiendo conocido lo que era el amor... me perdí en tus besos... creí perder la razón y aún la vida... eran tantas las sensaciones que me infundías...
Amado... el único dueño de mi cuerpo... cómo olvidar tu mirada de desconcierto, cuando descubriste quién era en realidad... a mí poco me importó saber que moriría entre tus dedos.... si estremecida comencé a morir desde el primer beso... si esto es morir, amado mío.... regálame la muerte en cada caricia y cada suspiro...
Helios y Selene nos llamaron poco tiempo antes de separarnos... no hubo peor manera de acentuar nuestras diferencias... de hacer notar que somos los opuestos...
Mientras tus llamas aún queman mi falda y mi roce aún te eriza las entrañas, y el mundo continúa sus historias, vivo la soledad de la mujer que llora, o del tántalo, al cual escapa toda posibilidad de ser feliz, cuanto más le persigue...
Lo que he dicho hasta ahora es sólo llorar y evocar... no sé de qué otra manera podría expresar la nostalgia por un corto pero glorioso ayer... ayer que se me escapa de las manos, sin importar cuánto intente mantenerme despierta o cuánto luche por madrugar para poder ver tu partida o tu llegada.... nubes y viento me arrasan... y me pierdo de tu fulgor... de qué manera se puede desear ya vivir, si mi vida entera te la di aquella última noche, en que te ofrendé mi fulgor, y renuncié a mi luz y a mi calor... para qué quería brillar yo, si era en tu presencia otro yo, si era en tu pasión, calor, amor y nobleza que encontraba mi razón de existir.... esa noche en la que decidimos, estar para siempre juntos y conjugarnos en un solo ser, emigrando en cada espasmo cósmico de nuestro amor, una parte de mi alma hacia la tuya... poderes que no comprendemos, nos separaron... sin dar por terminado nuestro sagrado acto...
Tinieblas... desolación.. me falta el brillo de los días primeros... mas... de qué me serviría de todas formas... si entre tantos mundos no encuentro con quién deseara compartirlo...
Más de una vez he intentado ya quitarme la vida... partirme en pedazos... empequeñecer, menguar.... hasta desaparecer del firmamento y cosmos... que no haya ya más un recuerdo de mí... pero es tan fatídico el castigo que merezco, que al final de la muerte buscada... sólo hay un nuevo renacer... y la soledad acostumbrada...
Amado mío.... hoy me quemo en angustia y deseo... ¿acaso has dejado alguna chispa divina en mí, que aún me mantiene con vida? Y yo... yo sólo te ofrezco lágrimas y frío... mis anhelos reprimidos, en el río estelar humedecidos, esperando que el fluir constante se lleve esta necesidad de amarte... de adorarte de forma presente.... mas es mi vientre la fuente eterna de mi sentir, y mientras exista un cielo qué compartir... mientras haya un descuido natural, como un eclipse para coincidir, mientras sepa que tú estás al otro lado de este sentir... yo seguiré aquí... dueño de mis sueños y de mis anhelos.... amor inmortal que me espera en la alborada, aunque sea apenas para ver mi cara... seguiré aquí para ti... mi amado y eterno... siempre, siempre amado señor sol...
Janette Yazmin
D.R. Safe Creative 2015
Después de tu partida desde hace siglos,
Será redundar en esta historia trágica sin fin, que no tiene solución.
Aún recuerdo cómo tus brazos rodeaban mi cintura,
Incendiando mis caderas y en peligro de provocar una ignición entera...
De ti me advirtieron mis doncellas las estrellas... que me cuidara de tu calor.... quepodría reducirme a cenizas...
No sé muy bien cómo pasó... sólo sé que un buen día nos encontramos....
Yo ataviada de noche y fulgor.. tú... con la arrogancia y seguridad de ser un creador...
No nos reconocimos en plena constelación.... fue sólo una travesura de niños, el explorar un nuevo sector... más tu mirada se posó en la mía... y desde entonces supe que sin ti ya no viviría... palabras... hubo pocas... más que vehemencia, hubo deseo... y el sabernos prohibidos intensificó el fuego...
Yo, la diosa luna, musa de poetas y juglares, no habiendo conocido lo que era el amor... me perdí en tus besos... creí perder la razón y aún la vida... eran tantas las sensaciones que me infundías...
Amado... el único dueño de mi cuerpo... cómo olvidar tu mirada de desconcierto, cuando descubriste quién era en realidad... a mí poco me importó saber que moriría entre tus dedos.... si estremecida comencé a morir desde el primer beso... si esto es morir, amado mío.... regálame la muerte en cada caricia y cada suspiro...
Helios y Selene nos llamaron poco tiempo antes de separarnos... no hubo peor manera de acentuar nuestras diferencias... de hacer notar que somos los opuestos...
Mientras tus llamas aún queman mi falda y mi roce aún te eriza las entrañas, y el mundo continúa sus historias, vivo la soledad de la mujer que llora, o del tántalo, al cual escapa toda posibilidad de ser feliz, cuanto más le persigue...
Lo que he dicho hasta ahora es sólo llorar y evocar... no sé de qué otra manera podría expresar la nostalgia por un corto pero glorioso ayer... ayer que se me escapa de las manos, sin importar cuánto intente mantenerme despierta o cuánto luche por madrugar para poder ver tu partida o tu llegada.... nubes y viento me arrasan... y me pierdo de tu fulgor... de qué manera se puede desear ya vivir, si mi vida entera te la di aquella última noche, en que te ofrendé mi fulgor, y renuncié a mi luz y a mi calor... para qué quería brillar yo, si era en tu presencia otro yo, si era en tu pasión, calor, amor y nobleza que encontraba mi razón de existir.... esa noche en la que decidimos, estar para siempre juntos y conjugarnos en un solo ser, emigrando en cada espasmo cósmico de nuestro amor, una parte de mi alma hacia la tuya... poderes que no comprendemos, nos separaron... sin dar por terminado nuestro sagrado acto...
Tinieblas... desolación.. me falta el brillo de los días primeros... mas... de qué me serviría de todas formas... si entre tantos mundos no encuentro con quién deseara compartirlo...
Más de una vez he intentado ya quitarme la vida... partirme en pedazos... empequeñecer, menguar.... hasta desaparecer del firmamento y cosmos... que no haya ya más un recuerdo de mí... pero es tan fatídico el castigo que merezco, que al final de la muerte buscada... sólo hay un nuevo renacer... y la soledad acostumbrada...
Amado mío.... hoy me quemo en angustia y deseo... ¿acaso has dejado alguna chispa divina en mí, que aún me mantiene con vida? Y yo... yo sólo te ofrezco lágrimas y frío... mis anhelos reprimidos, en el río estelar humedecidos, esperando que el fluir constante se lleve esta necesidad de amarte... de adorarte de forma presente.... mas es mi vientre la fuente eterna de mi sentir, y mientras exista un cielo qué compartir... mientras haya un descuido natural, como un eclipse para coincidir, mientras sepa que tú estás al otro lado de este sentir... yo seguiré aquí... dueño de mis sueños y de mis anhelos.... amor inmortal que me espera en la alborada, aunque sea apenas para ver mi cara... seguiré aquí para ti... mi amado y eterno... siempre, siempre amado señor sol...
Janette Yazmin
D.R. Safe Creative 2015
