En las hojas de la amapola
alguien escribe tu nombre
y con los pétalos de la rosa
hace el mensaje y sobre
y lo lanza al viento
cayendo sobre las olas
lleva perfume y aliento;
porta sus lágrimas solas
Es amor que nunca fue
pasión que en deseo quedo
haciendo descalzo claqué
cede tú, que yo no cedo.
Soy yo el que escribo
lo que pudo ser y no será
así lo siento y percibo
y entre versos... ¡morirá!.
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