Matías Santiago
Miembro
No queremos héroes ni soldados,
Ni cobardes, ni ladrones, ni profetas o guijarros;
No queremos jueces, sacerdotes o decanos,
mucho menos monumentos de alabastro.
No queremos mártires o asesinos,
Ni holocaustos, ni verdugos, ni tropas o foragidos;
No queremos tiranos, enemigos, amnistías,
Mucho menos postrados o manos vencidas.
No queremos amos ni medallas,
Ni uniformes, ni clarines, no ese tipo de batallas;
No queremos desertores, caudillos, o carroñeros,
Mucho menos la mirada sin poder volverla al cielo.
No queremos ni milicia ni razones,
Ni órdenes, ni flagelos, comandantes o esqueletos;
No queremos presidentes, pueblos, o presidios,
Mucho menos la historia persiguiéndonos por siglos.
No queremos fugitivos ni enclaustrados,
Ni suicidas, ni tratados, o sueños vedados;
No queremos desfiles, comandos, o muros cerrados,
Mucho menos una patria de fuego cruzado.
Queremos viajamundos, trashumantes, hombres, humanos;
Locos que pierdan el juicio por forjarse con sus manos;
Queremos más valientes, más arrojo, más descaro, más aplomo,
Muchos más desvelos cuando son en otros ojos.
Queremos más irreverencia, más callejones oscuros,
Mas besos, temblores y horas, más ahogos mudos;
Queremos más rareza, libertades, más extravagancia,
Queremos más lloviznas en la acera, más pretexto para las estancias.
Queremos más canciones, más ensueños, más naranjos,
Queremos esas noches que se alquilan para cielo raso,
Queremos estas ganas de morirnos por nosotros mismos;
Queremos la locura de lanzarnos hasta el fondo del abismo.
Queremos más amor, amares, amar y amarte; así como se escucha
A cielo, a viento, a tierra, a fronteras, a mares, a traslucha.
Queremos más del verbo, de la sangre y de la carne,
Más almas desde el fondo de las voluntades.
Queremos más estrellas en los barcos, horizontes donde naufragar,
Queremos más poetas, más zancos, más motivos para no olvidar;
Queremos las sonrisas de los niños, los patios donde crece amanecer,
Queremos más jardines trotamundos, estas ganas de perderse a sombra y miel.
Queremos más cabellos en la ropa, más besos que se pinten de una vez,
Queremos más certezas en más bocas, más anhelos donde florecer;
Queremos más acantilados para despeñar las penas,
Más saciarnos las hambrunas, más desmaquilar las guerras.
Queremos más ventanas y más azoteas, más juegos de manos en cada banqueta,
Queremos más colores, más habitaciones donde no dormir,
Queremos más agallas, mas cuentos e historias que nos hagan no morir,
Queremos más sonrosas, más satisfacciones donde sonreír.
Matías Santiago
Ni cobardes, ni ladrones, ni profetas o guijarros;
No queremos jueces, sacerdotes o decanos,
mucho menos monumentos de alabastro.
No queremos mártires o asesinos,
Ni holocaustos, ni verdugos, ni tropas o foragidos;
No queremos tiranos, enemigos, amnistías,
Mucho menos postrados o manos vencidas.
No queremos amos ni medallas,
Ni uniformes, ni clarines, no ese tipo de batallas;
No queremos desertores, caudillos, o carroñeros,
Mucho menos la mirada sin poder volverla al cielo.
No queremos ni milicia ni razones,
Ni órdenes, ni flagelos, comandantes o esqueletos;
No queremos presidentes, pueblos, o presidios,
Mucho menos la historia persiguiéndonos por siglos.
No queremos fugitivos ni enclaustrados,
Ni suicidas, ni tratados, o sueños vedados;
No queremos desfiles, comandos, o muros cerrados,
Mucho menos una patria de fuego cruzado.
Queremos viajamundos, trashumantes, hombres, humanos;
Locos que pierdan el juicio por forjarse con sus manos;
Queremos más valientes, más arrojo, más descaro, más aplomo,
Muchos más desvelos cuando son en otros ojos.
Queremos más irreverencia, más callejones oscuros,
Mas besos, temblores y horas, más ahogos mudos;
Queremos más rareza, libertades, más extravagancia,
Queremos más lloviznas en la acera, más pretexto para las estancias.
Queremos más canciones, más ensueños, más naranjos,
Queremos esas noches que se alquilan para cielo raso,
Queremos estas ganas de morirnos por nosotros mismos;
Queremos la locura de lanzarnos hasta el fondo del abismo.
Queremos más amor, amares, amar y amarte; así como se escucha
A cielo, a viento, a tierra, a fronteras, a mares, a traslucha.
Queremos más del verbo, de la sangre y de la carne,
Más almas desde el fondo de las voluntades.
Queremos más estrellas en los barcos, horizontes donde naufragar,
Queremos más poetas, más zancos, más motivos para no olvidar;
Queremos las sonrisas de los niños, los patios donde crece amanecer,
Queremos más jardines trotamundos, estas ganas de perderse a sombra y miel.
Queremos más cabellos en la ropa, más besos que se pinten de una vez,
Queremos más certezas en más bocas, más anhelos donde florecer;
Queremos más acantilados para despeñar las penas,
Más saciarnos las hambrunas, más desmaquilar las guerras.
Queremos más ventanas y más azoteas, más juegos de manos en cada banqueta,
Queremos más colores, más habitaciones donde no dormir,
Queremos más agallas, mas cuentos e historias que nos hagan no morir,
Queremos más sonrosas, más satisfacciones donde sonreír.
Matías Santiago
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