Víctor
Moderador de Poesía Jocosa
Como Pedro no llegaba,
su esposa, por celular,
le habló para preguntar
en qué lugar se encontraba.
Él le contestó al instante
con singular alegría:
¿Te acuerdas amada mía,
de aquella gran joyería
en la que tuvimos antes,
cuando entonces tú querías
un anillo de diamantes
y comprarlo no podía?
Ella rebosó alegría,
casi a punto de llorar,
y le dijo al contestar:
¡Claro que sí, vida mía!
Luego se puso a pensar
que muy pronto estrenaría.
Entonces Pedro sonriente
dijo a su esposa Ernestina:
Pues estoy en la cantina
que se encuentra mero enfrente: