Caballero de los Geranios
MODERADOR DE ORTOGRAFÍA Y SEMÁNTICA
Respeto: sordo existo…
Albujandrinos
Respeto: sordo existo y agrado a mis orejas,
mi mente escucha atenta el gesto en tu sonrisa,
la copla de tus labios… ¡Concierto en miel de abejas!
la voz en mi conciencia intrépida me avisa
y grita en su silencio: ¡rechaza ofensas viejas!
escucho al corazón, me advierte con su risa:
¡Ignora las calumnias, los chismes y la envidia!
tu pluma de rapsoda repele la perfidia.
La fruta cuando muerdo me duele en mi sordera,
las moscas en los rostros, de niños desnutridos
vacías sus mochilas, ni un tuétano siquiera,
palpitan en sus huesos las pestes de sus nidos,
los buitres dan las vueltas, por piel en calavera,
los últimos suspiros, escucho en sus quejidos…
martillan las campanas, dolor en sus entierros
y lloran las esquinas, con lágrimas de perros…
Son sordos los oídos de estruendo en gota de agua
desciende en los desiertos y absorbe mi planeta,
el suelo sordo, atiza el fuego de la fragua,
glaciales se deshielan, mi océano se inquieta,
violentos huracanes nos quitan la guaragua,
lamento: flora y fauna, deforman su silueta,
los gases en ozono perforan a mi Tierra,
y masa proletaria del Globo se destierra.
Nosotros somos sordos, no vemos a rateros,
en calles y en esquinas carteles con sus fotos,
pillamos en sus robos a crueles embusteros,
ofrecen el pan, techo, se tornan en devotos,
el pueblo no me escucha: ¡se roban los dineros!
por una oreja entra, por otra, damos votos,
políticos traidores con falsos juramentos,
las arcas en sus manos atracan los jumentos.
El sordo criminal, arrasa con disparo,
de Rusia, Ucrania, Siria, Iraq y Medio Oriente,
su ataque me ensordece por guerras sin reparo,
los niños sobreviven con miedo, sin presente,
hogares devastados, países sin amparo,
escucho fuerte, el crimen horrendo de su gente,
la sangre brota a chorros y extintos en el suelo,
con carne en varios trozos, por sordos, causan duelo.
Sonrío, existo sordo de oscura luz temprana,
avanzo en paraíso en busca de mi puerto,
mi mundo bello onírico, de antaño, en mi ventana,
alumbro la tormenta, con bálsamo en mi huerto,
escondo en mi sordera, mi almíbar del mañana,
le obsequio al picaflor, guardián siempre despierto
y brindo por la vida, sin ira, ni amargura,
sensible en el cristal de amor y de ternura…
Albujandrinos
Respeto: sordo existo y agrado a mis orejas,
mi mente escucha atenta el gesto en tu sonrisa,
la copla de tus labios… ¡Concierto en miel de abejas!
la voz en mi conciencia intrépida me avisa
y grita en su silencio: ¡rechaza ofensas viejas!
escucho al corazón, me advierte con su risa:
¡Ignora las calumnias, los chismes y la envidia!
tu pluma de rapsoda repele la perfidia.
La fruta cuando muerdo me duele en mi sordera,
las moscas en los rostros, de niños desnutridos
vacías sus mochilas, ni un tuétano siquiera,
palpitan en sus huesos las pestes de sus nidos,
los buitres dan las vueltas, por piel en calavera,
los últimos suspiros, escucho en sus quejidos…
martillan las campanas, dolor en sus entierros
y lloran las esquinas, con lágrimas de perros…
Son sordos los oídos de estruendo en gota de agua
desciende en los desiertos y absorbe mi planeta,
el suelo sordo, atiza el fuego de la fragua,
glaciales se deshielan, mi océano se inquieta,
violentos huracanes nos quitan la guaragua,
lamento: flora y fauna, deforman su silueta,
los gases en ozono perforan a mi Tierra,
y masa proletaria del Globo se destierra.
Nosotros somos sordos, no vemos a rateros,
en calles y en esquinas carteles con sus fotos,
pillamos en sus robos a crueles embusteros,
ofrecen el pan, techo, se tornan en devotos,
el pueblo no me escucha: ¡se roban los dineros!
por una oreja entra, por otra, damos votos,
políticos traidores con falsos juramentos,
las arcas en sus manos atracan los jumentos.
El sordo criminal, arrasa con disparo,
de Rusia, Ucrania, Siria, Iraq y Medio Oriente,
su ataque me ensordece por guerras sin reparo,
los niños sobreviven con miedo, sin presente,
hogares devastados, países sin amparo,
escucho fuerte, el crimen horrendo de su gente,
la sangre brota a chorros y extintos en el suelo,
con carne en varios trozos, por sordos, causan duelo.
Sonrío, existo sordo de oscura luz temprana,
avanzo en paraíso en busca de mi puerto,
mi mundo bello onírico, de antaño, en mi ventana,
alumbro la tormenta, con bálsamo en mi huerto,
escondo en mi sordera, mi almíbar del mañana,
le obsequio al picaflor, guardián siempre despierto
y brindo por la vida, sin ira, ni amargura,
sensible en el cristal de amor y de ternura…
