• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

Revisando papeles...

Revisando papeles me encontré con tu foto…
Muchos años pasaron de esa loca aventura
cuando nos entregamos un amor manirroto
y vagamos las calles sin un tris de cordura.

Retamos los mirones, exentos de disfraces;
besos en cada esquina, caricias sin pudor,
fugas a los moteles, con deseos voraces
de hacernos el amor con delirante ardor.

Recuerdo, coincidimos en la vieja taberna,
casi ni me miraste, recelosa, distante;
tenías veintisiete, eras muñeca tierna,
yo con mis treinta y uno fui tras de ti al instante.

Pronto todo cambió, sonreíste confiada,
yo me pegué a tu lado, respire de tu aroma;
después de unos momentos, no rehusaste nada…
y, como gavilán, te apresé: mi paloma.

Lo que ambos compartimos fueron glorias sin miedo,
par de amantes sin frenos, ciegos a reglamentos,
culpables de un pecado que nos valía un bledo,
donde enteros nos dimos por no quedar sedientos.

No obstante, con el tiempo… tanto fuego se fue;
y, sin algún adiós, fuimos tras otro viento…
Ahora en la distancia cuestiono aquél porqué,
si estuviéramos juntos… otro sería el cuento.

Hoy en día es muy tarde, lo nuestro está perdido,
sumo más de veinte años, sin conocer de ti,
pero rememorando aquél pasado ido
creo sería grato tenerte ahora aquí.

Con tu arrojo alocado y mi infecta lujuria,
hoy podríamos ser cómplices atrevidos,
gozándonos la vida con insolente furia,
pero esos sólo son… sueños ya fenecidos.

 
Revisando papeles me encontré con tu foto…
Muchos años pasaron de esa loca aventura
cuando nos entregamos un amor manirroto
y vagamos las calles sin un tris de cordura.

Retamos los mirones, exentos de disfraces;
besos en cada esquina, caricias sin pudor,
fugas a los moteles, con deseos voraces
de hacernos el amor con delirante ardor.

Recuerdo, coincidimos en la vieja taberna,
casi ni me miraste, recelosa, distante;
tenías veintisiete, eras muñeca tierna,
yo con mis treinta y uno fui tras de ti al instante.

Pronto todo cambió, sonreíste confiada,
yo me pegué a tu lado, respire de tu aroma;
después de unos momentos, no rehusaste nada…
y, como gavilán, te apresé: mi paloma.

Lo que ambos compartimos fueron glorias sin miedo,
par de amantes sin frenos, ciegos a reglamentos,
culpables de un pecado que nos valía un bledo,
donde enteros nos dimos por no quedar sedientos.

No obstante, con el tiempo… tanto fuego se fue;
y, sin algún adiós, fuimos tras otro viento…
Ahora en la distancia cuestiono aquél porqué,
si estuviéramos juntos… otro sería el cuento.

Hoy en día es muy tarde, lo nuestro está perdido,
sumo más de veinte años, sin conocer de ti,
pero rememorando aquél pasado ido
creo sería grato tenerte ahora aquí.

Con tu arrojo alocado y mi infecta lujuria,
hoy podríamos ser cómplices atrevidos,
gozándonos la vida con insolente furia,
pero esos sólo son… sueños ya fenecidos.

JORGE TORO

Excelentes: métrica y rima
de tus apasionados versos.

Un fortísimo abrazo,

Guillermo.
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba