Jorge Toro
Miembro Conocido
Tu amor es para mí una experiencia nueva,
que el frágil corazón no sabe remediar,
es como el acertijo o sorprendente prueba
con la cual esta vida me ha querido retar.
Invades mis entrañas, hasta domarme todo
y después te escabulles, desertas sin dudar,
aunque en la retirada, te maquinas el modo
de dejarme aferrado, - esclavo- a mi pesar.
Cuando quiero escapar, alejarme por siempre,
y ganar la cordura que contigo perdí,
tu recuerdo me llega y una angustia creciente
me conduce de nuevo sin reparos a ti.
Qué confusa mi vida con tan duro dilema,
de quedarme a tu lado y aceptarte inclemente;
o marcharme muy lejos cargando este problema,
sabiendo que prosigues llenándome la mente.
La rotunda obsesión que insistente me abrasa,
es condición nefasta para mi porvenir,
pero el recuerdo tuyo mi voluntad rebasa
y aviva esta tortura que me impide vivir.
¿Hasta cuándo tu hechizo secuestrará mis horas,
inundando de angustia todo mi corazón?
¿Vendrá a mi vida el día en que lleguen auroras
sin que sienta amargura y tanta desazón?
¿Podré mirarte un día y no quedar turbado,
notar tu bella boca sin quererla besar?.
Tal vez en mi agonía, estando sentenciado,
cuando la fría muerte me venga a reclamar.
Quizás entonces pueda sentirme liberado,
recobrar el sosiego que hace mucho perdí,
podré dormir tranquilo sin despertar helado
y evocarte sin ansias, porque ya fenecí.
que el frágil corazón no sabe remediar,
es como el acertijo o sorprendente prueba
con la cual esta vida me ha querido retar.
Invades mis entrañas, hasta domarme todo
y después te escabulles, desertas sin dudar,
aunque en la retirada, te maquinas el modo
de dejarme aferrado, - esclavo- a mi pesar.
Cuando quiero escapar, alejarme por siempre,
y ganar la cordura que contigo perdí,
tu recuerdo me llega y una angustia creciente
me conduce de nuevo sin reparos a ti.
Qué confusa mi vida con tan duro dilema,
de quedarme a tu lado y aceptarte inclemente;
o marcharme muy lejos cargando este problema,
sabiendo que prosigues llenándome la mente.
La rotunda obsesión que insistente me abrasa,
es condición nefasta para mi porvenir,
pero el recuerdo tuyo mi voluntad rebasa
y aviva esta tortura que me impide vivir.
¿Hasta cuándo tu hechizo secuestrará mis horas,
inundando de angustia todo mi corazón?
¿Vendrá a mi vida el día en que lleguen auroras
sin que sienta amargura y tanta desazón?
¿Podré mirarte un día y no quedar turbado,
notar tu bella boca sin quererla besar?.
Tal vez en mi agonía, estando sentenciado,
cuando la fría muerte me venga a reclamar.
Quizás entonces pueda sentirme liberado,
recobrar el sosiego que hace mucho perdí,
podré dormir tranquilo sin despertar helado
y evocarte sin ansias, porque ya fenecí.