Maria Rial. issisora
Miembro Conocido
Rio de amor, que en mi alma te posa.
Para llename de dicha, cada amanecer.
Mientras descubro en el cielo de mi cielo,
quien ha iluminado mí sagrado velo.
ummm
Sonríes al descubrir
quien tejió tan dulce canto...
Elemento de Dios, hombre contento.
Despliegue de ternura... pasiones.
¡Oh!, gloriosos conciertos.
ENTRE
Brisas maritales, pasiones celestiales.
Mi tierra generosa
r e c i b i e n d o t e
como
Mujer y Diosa
que sobre Dios
te posa, me esposas...
Viajando, juntos por los mares, disfrutando cantares.
Dando gracias a la vida, al despertar de los sueños.
Fecundando de alegria los suelos, de las almas dormidas.
Por tus divinas risas
arde esta tu eterna nodriza
con el brillo de la e s t r e l l a
de quien nutre tus mañanas bellas.
Llena de delicias, regresa,
tu eterna amada
mujer e n a m o r a d a
de su divina morada
al resplandor
de tu risa.
¡Oh!, sí, mi felicidad sin prisa.
Despierta las caricias, el caminar de las manos,
mi pasión encarnada, tu templanza halada.
Dos notas vibrando,
en un corazón despierto
de ilusión
el sendero
iluminado
por el
fuego
v i v o
de u n
precioso
encuentro.
Agua bendita
libertad infinita...
y el reposo sagrado
en el amor de tu pecho, mi lecho.
¡Oh!, sobre el mar las olas
sobre la mujer Dios.
Divino lecho
el hombre
l i b e r t a d
posarse en la paz
que en su sagrado pecho, esconde.
ALEGRIA
María Rial . Issisora
136
Mientras descubro en el cielo de mi cielo,
quien ha iluminado mí sagrado velo.
ummm
Sonríes al descubrir
quien tejió tan dulce canto...
Elemento de Dios, hombre contento.
Despliegue de ternura... pasiones.
¡Oh!, gloriosos conciertos.
ENTRE
Brisas maritales, pasiones celestiales.
Mi tierra generosa
r e c i b i e n d o t e
como
Mujer y Diosa
que sobre Dios
te posa, me esposas...
Viajando, juntos por los mares, disfrutando cantares.
Dando gracias a la vida, al despertar de los sueños.
Fecundando de alegria los suelos, de las almas dormidas.
Por tus divinas risas
arde esta tu eterna nodriza
con el brillo de la e s t r e l l a
de quien nutre tus mañanas bellas.
Llena de delicias, regresa,
tu eterna amada
mujer e n a m o r a d a
de su divina morada
al resplandor
de tu risa.
¡Oh!, sí, mi felicidad sin prisa.
Despierta las caricias, el caminar de las manos,
mi pasión encarnada, tu templanza halada.
Dos notas vibrando,
en un corazón despierto
de ilusión
el sendero
iluminado
por el
fuego
v i v o
de u n
precioso
encuentro.
Agua bendita
libertad infinita...
y el reposo sagrado
en el amor de tu pecho, mi lecho.
¡Oh!, sobre el mar las olas
sobre la mujer Dios.
Divino lecho
el hombre
l i b e r t a d
posarse en la paz
que en su sagrado pecho, esconde.
ALEGRIA
María Rial . Issisora
136
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