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Soltar amarras

De manera intempestiva
me asaltaron los recuerdos
y poblaron mi cabeza
con historias de otros tiempos,
casi todas olvidadas
o llevadas por los vientos
a lugares muy lejanos…
pero ahora aquí de nuevo.

Recordé las tantas vueltas
en mi barco marinero,
cuando andaba por los mares
en la búsqueda de un puerto
donde anclar mi fiel navío
y amarrar sus aparejos.

Una playa reposada
divisé desde lo lejos
y su encanto me condujo
a buscar su atracadero.
En sus playas encontré
la respuesta a mis anhelos
y un alivio a tantas ansias
de alcanzar mis grandes sueños.

Mi velero anclé en su costa
en un vértice sereno
y no más tocar su orilla
me volví su primo dueño.

Era un dulce paraíso
caluroso y placentero
donde todos eran días
de fantásticos encuentros
y la vida sonreía
y mi mundo estaba pleno.

En sus aguas cristalinas
encontraba el embeleso
y en sus cálidas arenas
el cariño y el empeño
que por claros y virtuosos
me tenían prisionero.

Al final pasaron años
se hizo viejo mi velero
el velamen arruinado
incapaz de abrirse al viento,
pero ya no me importaba
porque todo me era bueno.

Pero un día, quién creyera,
en aquél lugar tan bello
todo el cielo se trocó
a un color aciago y negro;
y llegaron tempestades
y huracanes virulentos
que arrasando con fiereza
derrumbaron lo antes hecho,
y lo que era vida buena
se volvió un atroz tormento.

Y de a poco con tristeza
entendió mi añejo pecho
que de aquél otrora edén
no quedaban ni los restos.

Consternado revisé
de mi nave su esqueleto
y lo vi tan devastado
siendo yo su pasajero
que pensé por largo rato
si podría rehacerlo.

Los corales abrazaron
las cadenas y el rezón,
su velamen se rasgó
con el sol, la sal y el tiempo;
y la quilla ya encallada
por igual que algún genol,
eran signos de los años
enclavado en ese seno…

Otro viaje, dije al fin,
breve marcha hacia otro cielo
persiguiendo un horizonte
que me dé calor de nuevo;
un periplo que me lleve
a cualquier lugar incierto,
otro viaje que me valga
mi quizás postrer intento.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
De manera intempestiva
me asaltaron los recuerdos
y poblaron mi cabeza
con historias de otros tiempos,
casi todas olvidadas
o llevadas por los vientos
a lugares muy lejanos…
pero ahora aquí de nuevo.

Recordé las tantas vueltas
en mi barco marinero,
cuando andaba por los mares
en la búsqueda de un puerto
donde anclar mi fiel navío
y amarrar sus aparejos.

Una playa reposada
divisé desde lo lejos
y su encanto me condujo
a buscar su atracadero.
En sus playas encontré
la respuesta a mis anhelos
y un alivio a tantas ansias
de alcanzar mis grandes sueños.

Mi velero anclé en su costa
en un vértice sereno
y no más tocar su orilla
me volví su primo dueño.

Era un dulce paraíso
caluroso y placentero
donde todos eran días
de fantásticos encuentros
y la vida sonreía
y mi mundo estaba pleno.

En sus aguas cristalinas
encontraba el embeleso
y en sus cálidas arenas
el cariño y el empeño
que por claros y virtuosos
me tenían prisionero.

Al final pasaron años
se hizo viejo mi velero
el velamen arruinado
incapaz de abrirse al viento,
pero ya no me importaba
porque todo me era bueno.

Pero un día, quién creyera,
en aquél lugar tan bello
todo el cielo se trocó
a un color aciago y negro;
y llegaron tempestades
y huracanes virulentos
que arrasando con fiereza
derrumbaron lo antes hecho,
y lo que era vida buena
se volvió un atroz tormento.

Y de a poco con tristeza
entendió mi añejo pecho
que de aquél otrora edén
no quedaban ni los restos.

Consternado revisé
de mi nave su esqueleto
y lo vi tan devastado
siendo yo su pasajero
que pensé por largo rato
si podría rehacerlo.

Los corales abrazaron
las cadenas y el rezón,
su velamen se rasgó
con el sol, la sal y el tiempo;
y la quilla ya encallada
por igual que algún genol,
eran signos de los años
enclavado en ese seno…

Otro viaje, dije al fin,
breve marcha hacia otro cielo
persiguiendo un horizonte
que me dé calor de nuevo;
un periplo que me lleve
a cualquier lugar incierto,
otro viaje que me valga
mi quizás postrer intento.

Wowwww que belleza de poema Jorge,es precioso con una fluidez y musicalidad muy hermosa,vas pintando un paisaje de sensaciones extraordinarias,felicitaciones por tu obra es muy bella,un gusto leerte,gracias por compartir,u beso grande.
 

MARIPOSA NEGRA

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bellísimos versos Jorge, las aguas de la vida nos llevan sin darnos cuenta a los puertos menos esperados, el tiempo corre y a veces solo parecen instantes y es el correr de los años, un enorme placer leerte, besos
 
Maravillosa poesía donde tu velero nos lleva a viajar por las dulces aguas de corales y un placentero paraiso y aunque en las aguas de tus versos también se encuentren vestigios de naufragios sigue el marinero buscando siempre un nuevo lugar donde anclar sus esperanzas, ha sido un placer darte la bienvenida a este bello portal, un abrazo para ti poeta ; )
 
Maravillosa poesía donde tu velero nos lleva a viajar por las dulces aguas de corales y un placentero paraiso y aunque en las aguas de tus versos también se encuentren vestigios de naufragios sigue el marinero buscando siempre un nuevo lugar donde anclar sus esperanzas, ha sido un placer darte la bienvenida a este bello portal, un abrazo para ti poeta ; )

Hola caracolinha. Muchas gracias por tus palabras. En realidad el velero no existe, es una especie de metáfora, porque ese velero soy yo mismo: mi cuerpo.

Te abrazo.
 
Pues la verdad tiene un encanto especial tu romance, siempre hay que buscar un lugar que nos llene el alma y cuando ese lugar pierda su esencia lo normal es poder iniciar el camino hacia otro lugar que nos vuelva a dar vida e ilusiones. Un lujo.leerte poeta. Besos a tu alma.
 
Pues la verdad tiene un encanto especial tu romance, siempre hay que buscar un lugar que nos llene el alma y cuando ese lugar pierda su esencia lo normal es poder iniciar el camino hacia otro lugar que nos vuelva a dar vida e ilusiones. Un lujo.leerte poeta. Besos a tu alma.

Muy agradecido con tus palabras María del Mar. En algunos casos la decepción llega tardía y es complejo reiniciar la travesía.

Te abrazo.
 

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