Te vi morir, mamá, delante mía
sin ser capaz en nada de ayudarte
e impotente sollozo al recordarte
tras fallecer envuelta de agonía.
En mi mano la tuya te acogía
y con amor trataba de alentarte,
el de un hijo que sólo ya llorarte
es lo que puede hacer en rebeldía.
Desamparado ahora yo me encuentro
y sumida en un pánico ferviente
mucho de menos mi razón te echa.
En mi memoria vivirás por dentro
y siempre, madre, te alzaré presente
a pesar de irte en esta oscura fecha.
Última edición: