María Isabel De la Cruz
Miembro
Sumisión de un arcángel
Las alas de plata de un ángel caído
tornaron su brillo en tosco vestido
y en aras de estar en paz bendecido
volcó sus andanzas a estar escondido.
En noches de luna se escucha el quejido
-la locura- un grito, viejo, enmohecido
y el ayer de glorias, estará teñido
de metales rotos, de piel y crujido.
Sueños que descansan en cuerpo dormido
literal semblanza de ruego expedido
a la noble alteza de blanco latido
que acuna en sus brazos al arrepentido.
Esperando el salto de volver al nido
y cambiar sus alas por alas de olvido.
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