Jorge Toro
Miembro Conocido
Cuando al paso del tiempo se agote nuestra vida
y volviendo la cara miremos al pasado,
buscando tras las sombras la historia transcurrida,
los antiguos recuerdos que aún no se han borrado…
Tal vez tendremos lágrimas rodando en las mejillas,
al evocar las gestas tiempo atrás emprendidas,
unas, grandes faenas, otras - las más - sencillas,
todas propias otrora, ya distantes, ya idas.
Cuando para nosotros el tiempo nada avance
y quedemos anclados a un lado del camino,
sentados a la sombra, confiando nos alcance
aquella eterna pausa que nos dicta el destino…
Tal vez querremos ver un experto viajero,
que nos brinde su mano como firme sostén,
que con diestro lenguaje nos regrese al sendero,
y nos muestre la ruta que los ojos no ven.
Cuando el mundo se abrevie a nuestra propia pieza,
y pasemos los días llenos de indiferencia,
silenciosos, vencidos, caída la cabeza,
dejados al azar, con total impotencia…
Tal vez desearemos un sueño terminante,
y en él sentir de nuevo tanto que no sentimos,
un lugar que posea instantes de los de antes,
muchas sonrisas amplias y alegrías y mimos.
Cuando nada nos cause sinceras emociones
y un vacío perenne nos acorrale el alma;
cuando todo futuro carezca de razones
y queramos la muerte como clímax de calma…
Tal vez le rogaremos al creador con llanto,
se nos quite la cruz que llevamos cargada;
y en un gesto de amor nos cubra con su manto,
pese al vasto pasado fríos a su llamada.
y volviendo la cara miremos al pasado,
buscando tras las sombras la historia transcurrida,
los antiguos recuerdos que aún no se han borrado…
Tal vez tendremos lágrimas rodando en las mejillas,
al evocar las gestas tiempo atrás emprendidas,
unas, grandes faenas, otras - las más - sencillas,
todas propias otrora, ya distantes, ya idas.
Cuando para nosotros el tiempo nada avance
y quedemos anclados a un lado del camino,
sentados a la sombra, confiando nos alcance
aquella eterna pausa que nos dicta el destino…
Tal vez querremos ver un experto viajero,
que nos brinde su mano como firme sostén,
que con diestro lenguaje nos regrese al sendero,
y nos muestre la ruta que los ojos no ven.
Cuando el mundo se abrevie a nuestra propia pieza,
y pasemos los días llenos de indiferencia,
silenciosos, vencidos, caída la cabeza,
dejados al azar, con total impotencia…
Tal vez desearemos un sueño terminante,
y en él sentir de nuevo tanto que no sentimos,
un lugar que posea instantes de los de antes,
muchas sonrisas amplias y alegrías y mimos.
Cuando nada nos cause sinceras emociones
y un vacío perenne nos acorrale el alma;
cuando todo futuro carezca de razones
y queramos la muerte como clímax de calma…
Tal vez le rogaremos al creador con llanto,
se nos quite la cruz que llevamos cargada;
y en un gesto de amor nos cubra con su manto,
pese al vasto pasado fríos a su llamada.
