María del Mar Ponce López
Moderadora de Prosas Compartiendo Tristezas
Todo pasa. Bajo el cielo de nuestros sueños, todo pasa. Un día la vida nos regala flores azules, otros nos regala un cardo que nos hace una herida. A veces reflexiono, sobre tantas cosas, mirar atrás no es buena cosa cuando nos encontramos millones de silencios, sin respuestas a nada e ignorándolo todo.
Confieso que soy historia sin principio, una inútiles historia. Confieso que he llorado en un rincón oscuro, mas mantuve la risa delante de la gente. Es muy duro reír cuando el alma se muere.
Todo pasa pero nos queda el sutil perfume de lo pálido, nos queda la huella que deja la amargura. Para seguir viviendo me invento día a día, invento que soy otra, que nada ha sucedido porque las pesadillas pueden ser realidades si nosotros queremos, mas solo si queremos.
Y sigo respirando porque a pesar de todo lo poco que soy y lo mucho que he sufrido, es mi obligación ver el amanecer de mis pesares, sigo respirando porque aun tengo que reír sin risa y llorar sin lágrimas. Que el viento me quitó lo poco que tenía y lo escondió detrás de un sueño sin retorno. Puede que ya no viva, mas sigo respirando porque acepto a la sombra que siempre me persigue.
María del Mar Ponce Lopez
Confieso que soy historia sin principio, una inútiles historia. Confieso que he llorado en un rincón oscuro, mas mantuve la risa delante de la gente. Es muy duro reír cuando el alma se muere.
Todo pasa pero nos queda el sutil perfume de lo pálido, nos queda la huella que deja la amargura. Para seguir viviendo me invento día a día, invento que soy otra, que nada ha sucedido porque las pesadillas pueden ser realidades si nosotros queremos, mas solo si queremos.
Y sigo respirando porque a pesar de todo lo poco que soy y lo mucho que he sufrido, es mi obligación ver el amanecer de mis pesares, sigo respirando porque aun tengo que reír sin risa y llorar sin lágrimas. Que el viento me quitó lo poco que tenía y lo escondió detrás de un sueño sin retorno. Puede que ya no viva, mas sigo respirando porque acepto a la sombra que siempre me persigue.
María del Mar Ponce Lopez