Sigifredo Silva
Miembro Conocido
Tontolín, hombre mentecato y pusilánime, subordinado a su mujer desde el mismo instante del matrimonio se encontraba terriblemente desesperado por su estado de sometimiento.
En cierta ocasión se encontró con un amigo de mucha confianza y le comentó su estado conyugal; este con mucha experiencia en la vida, especialmente en el manejo de esta clase de situaciones, le recomendó que le tenía que hablar con mucha decisión para ponerla en su lugar; le dijo:
-Mira Tontolín, cuando llegues esta noche a casa le dices: ¡Ya!, con decisión, verás que comienza a respetarte.
Efectivamente, el hombrecito al llegar a casa y cuando la mujer le abrió, con voz decidida y varonil le gritó: ¡Ya!
Su señora, mujer de 6 pies de altura y 150 kilos de peso al ver la actitud de su marido le dijo: ¿Ya qué?
El hombre atemorizado por la presencia de semejante mastodonte, con voz entrecortada y temerosa le respondió:
-No, ya llegué.
En cierta ocasión se encontró con un amigo de mucha confianza y le comentó su estado conyugal; este con mucha experiencia en la vida, especialmente en el manejo de esta clase de situaciones, le recomendó que le tenía que hablar con mucha decisión para ponerla en su lugar; le dijo:
-Mira Tontolín, cuando llegues esta noche a casa le dices: ¡Ya!, con decisión, verás que comienza a respetarte.
Efectivamente, el hombrecito al llegar a casa y cuando la mujer le abrió, con voz decidida y varonil le gritó: ¡Ya!
Su señora, mujer de 6 pies de altura y 150 kilos de peso al ver la actitud de su marido le dijo: ¿Ya qué?
El hombre atemorizado por la presencia de semejante mastodonte, con voz entrecortada y temerosa le respondió:
-No, ya llegué.