Jurcan Uriarte Pontleca
Miembro Conocido
TRISTE DESPERTAR
“… Hombre generoso, trabajador, padre ejemplar, esposo modelo, ciudadano cumplido, disciplinado, respetuoso, puntual, hijo modelo, vecino estimado, --- ya que al cruzar con alguien, éste hacia una especie de caravana y respondía al saludo cortésmente---.
"En esa vecindad era un día especial, las viandas de sabor decembrino cruzaban sobre la mesa. El pavo se apreciaba jugoso, caliente y exquisito. Las botellas de sidra a medio consumir, la algarabía entre los asistentes se hacia contagiosa. Cada uno levantaba su copa o vaso con el afán de decir:
“…¡Feliz año nuevo!
"A la vez, la mayoría de quienes estaban ahí presentes se abrazaban, se besaban, se deseaban los mejores parabienes para el año que estaba por iniciarse.
"Todo era un regocijo de alegría y derroche de buenos deseos.
"Cual más gritaba entusiasmado y pregonaba:
"¡Que el año que empieza sea próspero, que haya salud, dinero y amor!…”
"¿Amor?...
"De pronto, suena un golpe seco por la parte de afuera de la vivienda y Marcial despierta. Mira a su alrededor y se da cuenta que está completamente solo, la covacha donde habita es sombría y húmeda. El catre donde duerme está cubierto por una cobija santanera, corriente y desgastada, de aquellas que en su tiempo tuvieron mucho colorido.
"¿Dónde están los demás? Se pregunta en sus adentros. Fue un sueño. Solamente un sueño, ya que hasta los vecinos más cercanos lo ignoraban o evitaban acercarse a él por muchas razones.
"Efectivamente, por la parte de afuera de su vivienda se escuchaba esa algarabía, la misma que en sus sueños estaba saboreando. Intentó salir, pero no se dio valor.
"Por esta ocasión se sintió impedido, y volvió a recostarse. Sin poder impedirlo sintió que se le rasaron los ojos de lágrimas.
"Se sentó en la orilla del catre y como chiquillo soltó el llanto; el semioscuro cuarto y la poca luz que lograba colarse por la pequeña ventanilla que estaba situada a un lado de la puerta principal fueron los únicos testigos de ese momento de debilidad emocional manifestado en llanto.
"Tras varios minutos de llanto, se puso de pie y se dirigió hacia la ventanilla y miró hacia el cielo. Con palabras quedas y entrecortadas dijo:
--- Señor, ahora me doy cuenta que por causa de mi egoísmo, mi mezquinería y tantas malas acciones que me absorbieron, perdí familia, amigos y dignidad...
--- Ahora, con mi soledad estoy pagando caro esa ceguera que me llevó hasta olvidarme de Ti...
---Pese a ello, me has dado vida,
--- Me has dado la oportunidad de emprender otro año más a esta vida que yo mismo construí,
--- Ahora lo comprendo todo Señor,
--- Qué necio he sido y qué ciego he estado...
--- Gracias Dios Mío, por abrirme los ojos..
--- De hoy en adelante voy a…
---¡Don Marcial, don Marcial! ---llegó un grupo de vecinos que siempre los evadía---…
--- ¡Venga a tomarse un ponchecito…
--- ¡Ya estuvo bien de que se aleje de nosotros…
“--- ¡Venga a cenar algo, mañana Dios dirá…!!!
“… Hombre generoso, trabajador, padre ejemplar, esposo modelo, ciudadano cumplido, disciplinado, respetuoso, puntual, hijo modelo, vecino estimado, --- ya que al cruzar con alguien, éste hacia una especie de caravana y respondía al saludo cortésmente---.
"En esa vecindad era un día especial, las viandas de sabor decembrino cruzaban sobre la mesa. El pavo se apreciaba jugoso, caliente y exquisito. Las botellas de sidra a medio consumir, la algarabía entre los asistentes se hacia contagiosa. Cada uno levantaba su copa o vaso con el afán de decir:
“…¡Feliz año nuevo!
"A la vez, la mayoría de quienes estaban ahí presentes se abrazaban, se besaban, se deseaban los mejores parabienes para el año que estaba por iniciarse.
"Todo era un regocijo de alegría y derroche de buenos deseos.
"Cual más gritaba entusiasmado y pregonaba:
"¡Que el año que empieza sea próspero, que haya salud, dinero y amor!…”
"¿Amor?...
"De pronto, suena un golpe seco por la parte de afuera de la vivienda y Marcial despierta. Mira a su alrededor y se da cuenta que está completamente solo, la covacha donde habita es sombría y húmeda. El catre donde duerme está cubierto por una cobija santanera, corriente y desgastada, de aquellas que en su tiempo tuvieron mucho colorido.
"¿Dónde están los demás? Se pregunta en sus adentros. Fue un sueño. Solamente un sueño, ya que hasta los vecinos más cercanos lo ignoraban o evitaban acercarse a él por muchas razones.
"Efectivamente, por la parte de afuera de su vivienda se escuchaba esa algarabía, la misma que en sus sueños estaba saboreando. Intentó salir, pero no se dio valor.
"Por esta ocasión se sintió impedido, y volvió a recostarse. Sin poder impedirlo sintió que se le rasaron los ojos de lágrimas.
"Se sentó en la orilla del catre y como chiquillo soltó el llanto; el semioscuro cuarto y la poca luz que lograba colarse por la pequeña ventanilla que estaba situada a un lado de la puerta principal fueron los únicos testigos de ese momento de debilidad emocional manifestado en llanto.
"Tras varios minutos de llanto, se puso de pie y se dirigió hacia la ventanilla y miró hacia el cielo. Con palabras quedas y entrecortadas dijo:
--- Señor, ahora me doy cuenta que por causa de mi egoísmo, mi mezquinería y tantas malas acciones que me absorbieron, perdí familia, amigos y dignidad...
--- Ahora, con mi soledad estoy pagando caro esa ceguera que me llevó hasta olvidarme de Ti...
---Pese a ello, me has dado vida,
--- Me has dado la oportunidad de emprender otro año más a esta vida que yo mismo construí,
--- Ahora lo comprendo todo Señor,
--- Qué necio he sido y qué ciego he estado...
--- Gracias Dios Mío, por abrirme los ojos..
--- De hoy en adelante voy a…
---¡Don Marcial, don Marcial! ---llegó un grupo de vecinos que siempre los evadía---…
--- ¡Venga a tomarse un ponchecito…
--- ¡Ya estuvo bien de que se aleje de nosotros…
“--- ¡Venga a cenar algo, mañana Dios dirá…!!!
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