Blanca Hernandez
Miembro Conocido
Como en una nebulosa escasa
aquella triste y fría mañana,
caminé por la cuadrada plaza,
con la ansias dentro de mi alma.
Sólo un árbol, único y genuino
entre muchos iguales y parecidos
sus troncos y sus carcasas, como
ciega caminaba y los palpaba.
Todos ellos remozados y verdes
todo tiene otro color, otra valla,
la plaza que entonces era vieja,
hoy está hermosa, transformada.
Sin embargo mi ser no se resigna
a no encontrar, aquello que buscaba,
la más dulce visión, de mis recuerdos,
la herencia de dos letras enlazadas,
La vehemencia de mis ansias
con el corazón casi oprimido,
de árbol en árbol acorté distancia,
una bendición, escuchó mis plegarias.
Encontré el tronco que buscaba
lo abracé con la ternura de mi alma,
a pesar del tiempo transcurrido, un
corazón grabado, y dos letras estaba.
El árbol me habló en su idioma
pues el sabía de mis añoranzas,
en el ritmo cálido de los amores,
escondía el corazón, con sus ramas.
Y me abracé fuerte a su tronco
apenas mojado, por mis lágrimas,
era mía, aquella dicha inmensa
de pie, mi amor grabado estaba.
aquella triste y fría mañana,
caminé por la cuadrada plaza,
con la ansias dentro de mi alma.
Sólo un árbol, único y genuino
entre muchos iguales y parecidos
sus troncos y sus carcasas, como
ciega caminaba y los palpaba.
Todos ellos remozados y verdes
todo tiene otro color, otra valla,
la plaza que entonces era vieja,
hoy está hermosa, transformada.
Sin embargo mi ser no se resigna
a no encontrar, aquello que buscaba,
la más dulce visión, de mis recuerdos,
la herencia de dos letras enlazadas,
La vehemencia de mis ansias
con el corazón casi oprimido,
de árbol en árbol acorté distancia,
una bendición, escuchó mis plegarias.
Encontré el tronco que buscaba
lo abracé con la ternura de mi alma,
a pesar del tiempo transcurrido, un
corazón grabado, y dos letras estaba.
El árbol me habló en su idioma
pues el sabía de mis añoranzas,
en el ritmo cálido de los amores,
escondía el corazón, con sus ramas.
Y me abracé fuerte a su tronco
apenas mojado, por mis lágrimas,
era mía, aquella dicha inmensa
de pie, mi amor grabado estaba.