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Un día cualquiera

UN DÍA CUALQUIERA:
Fue un día cualquiera, pero para él será especial, ese Jueves de Septiembre, donde el atardecer comenzaba a despedirse. El plácidamente tomaba un café mientras organizaba su agenda, para próximas reuniones laborales. Ese día decidió sentarse en una de las mesas del exterior de la confitería, para disfrutar aún más del benigno clima primaveral, en especial de los aromas de la florería de al lado. De repente un taxi llamó su atención, al advertir que del lado de pasajeros unos tacones color rojo intentaban pisar suelo firme, mientras pensaba "como pueden 10 cm de tacones, llevar encima tanta elegancia", de pies a cabeza fue su recorrido visual, deleitándose con la imagen proporcionada de esa mujer tan bella, delicada con ese vestido entallado negro y saco al tono de los zapatos, que sin ser exuberantes, destacaban una silueta armoniosa, sobre cuyos hombros resaltaban cabellos negros ondulados, delicadamente peinados por la brisa. Pasaron segundos que parecieron transcurrir en cámara lenta, mientras la mujer se desplazaba frente a sus ojos, deteniéndose en la florería para comprar unas rosas. Se quedó absorto, sin atinar siquiera decir "hola", aunque ni siquiera lo pensó, así como llegó a iluminar su paisaje vespertino, esa mujer de su vista se esfumó. Mientras él, se quedo cavilando en miles pensamientos "si hubiera", "tal vez si", ella en un ultimo instante antes de cerrar la puerta del taxi que la esperaba, le regala una mirada de ojos negros con una sutil sonrisa. A partir de ese día, su rutina diaria ya no será la misma, cada tarde, cada día, tendrá la esperanza de que se repita la escena del taxi, pero esta vez tratará de cambiarle el final, en lugar de su mirada asombrada, ante esa hipnotizante sonrisa, un "¿ te invito un café? ..no estaría mal, aunque quizá sería mas efectivo atraer su atención antes, con una conversación interesante, se notaba que ella era de esas mujeres independientes, en ese andar seguro y elegante, se evidenciaba que sabe bien adonde va, y que es lo quiere de la vida, de esas mujeres que si quieren algo, como una simple rosa, no esperan a que se las regalen, van..y se lo compran, de ese tipo de mujer aunque puede derretirse ante un acto de romanticismo, tiene los pies bien puestos sobre esos tacones, que no teme tropezarse con ellos, porque seguro sabrá como levantarse....y siguió meditando mil posibilidades de reencuentro, y se quedó allí...con una mirada melancólica...y un café frío...-
 

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