JAVIER TOMAS
Sub Administrador
Un vez soñé
un amanecer claro
con despejados cielos
y dulces consuelos,
donde el hombre era hombre
libre y sin yugo.
Una vez soñé
un mundo donde el dinero
era un medio y no un fin,
donde de la boca del lobo
no salían grandes discursos
de sordas razones,
donde el sudor de una frente
vestía de dignidad.
Una vez soñé
que las personas
morían de ancianas,
los niños jugaban sin trabas
y solo se predicaba
la paz de Dios.
Una vez soñé
que al tropezar
siempre surgía una mano,
que tras una lágrima
venía un abrazo,
que siempre al reír
una hermosa flor
crecía en la tierra.
Una vez soñé
que mi sueño era real
que no me tenía
que volverme a refugiar
en la oscura noche
para poder soñar.
un amanecer claro
con despejados cielos
y dulces consuelos,
donde el hombre era hombre
libre y sin yugo.
Una vez soñé
un mundo donde el dinero
era un medio y no un fin,
donde de la boca del lobo
no salían grandes discursos
de sordas razones,
donde el sudor de una frente
vestía de dignidad.
Una vez soñé
que las personas
morían de ancianas,
los niños jugaban sin trabas
y solo se predicaba
la paz de Dios.
Una vez soñé
que al tropezar
siempre surgía una mano,
que tras una lágrima
venía un abrazo,
que siempre al reír
una hermosa flor
crecía en la tierra.
Una vez soñé
que mi sueño era real
que no me tenía
que volverme a refugiar
en la oscura noche
para poder soñar.