ruben el loco
Miembro Conocido
Selene inundaba de luz tu sedoso pelo.
Dos lagrimas brotaban de tus ojos,
cual dos perlas estáticas y cristalinas
reflejando un alud de estrellas.
Testigos mudos de tu trágico final,
aquella -para ti- lóbrega noche.
Tendida sobre un lascivo suelo,
que ávido sostenía tu hermoso cuerpo
¡Dios, que hermosa te veías!
Una mano infantil acariciaba tu cabello.
Otra mano, sostenía el arma asesina
que cual tubérculo brotaba de tu pecho.
Yo a tu lado postrándome de hinojos.
Tus pupilas reflejando mi figura
entre un cúmulo de lúcidas estrellas.
Y una mano infantil acariciaba tu cabello
En ese momento miré entre el destello
de tu mirada que poco a poco se apagaba
¡toda la perversión de tu alma atormentada!
¡Un corazón desbordante de lujuria!
¡Cientos, miles de hombres lujuriosos
que entre tus brazos se confundían!
Manos libidinosas recorrían tu cuerpo.
Y una mano infantil acariciaba tu cabello.
¡Miles de manos impúdicas te estrujaban!
Mientras tu rasgabas, con tus largos dedos
sus espaldas, piernas y brazos,
entre gemidos de pasión y lascivos jadeos.
Una mano infantil acariciaba tu cabello.
Otra mano temblorosa, furiosa,
¡ávida de tomar pronta venganza,
con fuerza empujaba el arma asesina!
Lleno de asco y vergüenza ¡corrí!
¡Salí huyendo con el corazón destrozado,
la mente atormentada y la cordura extraviada!
Una mano infantil acariciaba tu cabello.
***
Fuera se escucharon pasos.
Una voz preguntó: ¿Y este?
¡Ah! Éste, tenia doce cuando mató
a su madre, que era prostituta.
Dos lagrimas brotaban de tus ojos,
cual dos perlas estáticas y cristalinas
reflejando un alud de estrellas.
Testigos mudos de tu trágico final,
aquella -para ti- lóbrega noche.
Tendida sobre un lascivo suelo,
que ávido sostenía tu hermoso cuerpo
¡Dios, que hermosa te veías!
Una mano infantil acariciaba tu cabello.
Otra mano, sostenía el arma asesina
que cual tubérculo brotaba de tu pecho.
Yo a tu lado postrándome de hinojos.
Tus pupilas reflejando mi figura
entre un cúmulo de lúcidas estrellas.
Y una mano infantil acariciaba tu cabello
En ese momento miré entre el destello
de tu mirada que poco a poco se apagaba
¡toda la perversión de tu alma atormentada!
¡Un corazón desbordante de lujuria!
¡Cientos, miles de hombres lujuriosos
que entre tus brazos se confundían!
Manos libidinosas recorrían tu cuerpo.
Y una mano infantil acariciaba tu cabello.
¡Miles de manos impúdicas te estrujaban!
Mientras tu rasgabas, con tus largos dedos
sus espaldas, piernas y brazos,
entre gemidos de pasión y lascivos jadeos.
Una mano infantil acariciaba tu cabello.
Otra mano temblorosa, furiosa,
¡ávida de tomar pronta venganza,
con fuerza empujaba el arma asesina!
Lleno de asco y vergüenza ¡corrí!
¡Salí huyendo con el corazón destrozado,
la mente atormentada y la cordura extraviada!
Una mano infantil acariciaba tu cabello.
***
Fuera se escucharon pasos.
Una voz preguntó: ¿Y este?
¡Ah! Éste, tenia doce cuando mató
a su madre, que era prostituta.