Jorge Toro
Miembro Conocido
Apareciste en mi vida
en un pueblito costeño
durante corta salida
al litoral caribeño.
A un parador de la playa
llegué por una cerveza
y envuelta en diáfana saya
¡ay! …atendiste mi mesa.
En esa orilla luctuosa
hacías tú de lucero,
mujer, mulata preciosa,
de caminar hechicero.
Turbado, ya sin remedio,
opté por una botella;
sin excepción en el predio
sobresalías por bella.
Al degustar, sin recato,
me solacé en tus ojos,
los contemplé por un rato
y pronto vi tus sonrojos.
Tus ojos ásperos eran
mas vi lo que presentía,
así tus labios dijeran
palabras en contravía.
Al terminar la jornada
marchado el último cliente,
adelanté mi coartada
mirándote fijamente.
Dijiste, mira las horas,
te dije - casi deshecho-:
mi corazón, si le ignoras,
se morirá de despecho.
Me hablaste desconcertada
con franca duda al hablar:
entiende que estoy cansada
y está cerrado el lugar.
De aquí no voy a partir,
me tienes enamorado,
si quieres vete a dormir
y me haces puesto a tu lado.
Después de muchos enfados…
besándonos sin parar
partimos emocionados
a una aventura sin par.
Tuvimos noche de sueños
- entre placeres inmersos -
y nos sentimos los dueños
de todos los universos.
Después, jamás ya te vi
mas fue una noche de miel,
en que el placer conocí
gozando toda tu piel.
Aquél festín que vivimos
se nos quedó en el pasado,
pero lo que ambos sentimos …
¡logró valer el pecado!
en un pueblito costeño
durante corta salida
al litoral caribeño.
A un parador de la playa
llegué por una cerveza
y envuelta en diáfana saya
¡ay! …atendiste mi mesa.
En esa orilla luctuosa
hacías tú de lucero,
mujer, mulata preciosa,
de caminar hechicero.
Turbado, ya sin remedio,
opté por una botella;
sin excepción en el predio
sobresalías por bella.
Al degustar, sin recato,
me solacé en tus ojos,
los contemplé por un rato
y pronto vi tus sonrojos.
Tus ojos ásperos eran
mas vi lo que presentía,
así tus labios dijeran
palabras en contravía.
Al terminar la jornada
marchado el último cliente,
adelanté mi coartada
mirándote fijamente.
Dijiste, mira las horas,
te dije - casi deshecho-:
mi corazón, si le ignoras,
se morirá de despecho.
Me hablaste desconcertada
con franca duda al hablar:
entiende que estoy cansada
y está cerrado el lugar.
De aquí no voy a partir,
me tienes enamorado,
si quieres vete a dormir
y me haces puesto a tu lado.
Después de muchos enfados…
besándonos sin parar
partimos emocionados
a una aventura sin par.
Tuvimos noche de sueños
- entre placeres inmersos -
y nos sentimos los dueños
de todos los universos.
Después, jamás ya te vi
mas fue una noche de miel,
en que el placer conocí
gozando toda tu piel.
Aquél festín que vivimos
se nos quedó en el pasado,
pero lo que ambos sentimos …
¡logró valer el pecado!
