Miguel Francisco Romero
Nuevo Miembro
YO, TU HOMBRE. © Derechos Reservados
Autor: Miguel F. Romero 16/05/2013 Argentina.
Quiero ser yo el sujeto, de tu predicado
ser el verbo, que se aquiete en tu boca
sustantivo, conjunción de las metáforas
pretérito de ser, el hombre por ti amado.
Quiero ser el mar, que besa tu cuerpo de caoba
quiero ser la brisa, que te acaricia sin consuelo
el sol, que bebe de tus sombras, sin recelo
la arena que se aquieta en tu piel, entre tus sombras.
Quiero sentir en tu piel la sal, dulce de recuerdos
cuando mi boca sedienta, beba en todo tu cuerpo
puro volar en tu alma, en horas quietas del verbo
ecos de tus gemidos, le pondrán voz a los silencios.
Quiero conocer las suaves cavernas de tú cuerpo
penetrar el lecho mágico, que condena mi vida
al embrujo de tus brevas, por el amor requeridas
y la carne se hará flor, y nos sentiremos en el cielo
Quiero vivir contigo, todo el tiempo de la vida
en los tiempos del amor, infinito, para siempre
amando y sembrando, con locura las simientes
sólo tú y yo, bebiendo ocasos de luna encendida.
Amor, palabra siempre mágica,
que martiriza y ensueña los sentidos.
Autor: Miguel F. Romero 16/05/2013 Argentina.
Quiero ser yo el sujeto, de tu predicado
ser el verbo, que se aquiete en tu boca
sustantivo, conjunción de las metáforas
pretérito de ser, el hombre por ti amado.
Quiero ser el mar, que besa tu cuerpo de caoba
quiero ser la brisa, que te acaricia sin consuelo
el sol, que bebe de tus sombras, sin recelo
la arena que se aquieta en tu piel, entre tus sombras.
Quiero sentir en tu piel la sal, dulce de recuerdos
cuando mi boca sedienta, beba en todo tu cuerpo
puro volar en tu alma, en horas quietas del verbo
ecos de tus gemidos, le pondrán voz a los silencios.
Quiero conocer las suaves cavernas de tú cuerpo
penetrar el lecho mágico, que condena mi vida
al embrujo de tus brevas, por el amor requeridas
y la carne se hará flor, y nos sentiremos en el cielo
Quiero vivir contigo, todo el tiempo de la vida
en los tiempos del amor, infinito, para siempre
amando y sembrando, con locura las simientes
sólo tú y yo, bebiendo ocasos de luna encendida.
Amor, palabra siempre mágica,
que martiriza y ensueña los sentidos.