Te acercas, me miras y…,
febril, asomas a mi sonrisa.
Tus dedos rozan mis labios
buscando la eterna pasión,
adorando mi placiente tacto.
Ansiedad en tus ojos que
me piden ser tuya y…,
así desnudan sin reparos.
Se adormece el tiempo
entrelazando las manos.
Sentimos, sentiremos…
al mirarnos...