El mejor regalo de mi vida
no fué un ramo de flores el día de mi cumpleaños,
ni un hermoso poema,
ni una apasionada canción,
ni un paseo nocturno bajo la luz de la luna,
ni contemplar el más hermoso paisaje,
ni bañarme acariciada por las aguas del mar,
ni mis ojos, ni mis manos
ni mis oídos, ni...