Llegas como el viento y enmudeces
los campos, las vías y las casas
y te pregunto:
¿En qué cristal escondes las palabras, los gritos,
los llantos y los ruidos del bosque y la calle?
¿Cómo limpias el sonido de las olas del mar al agitarse,
de los árboles al ser azotados por el viento,
el ladrido...