Raquel Fraga
Miembro Conocido
Aquel caudal de sentimientos formando frágiles ampollas de dolor, nadaban contra corriente refugiándose en este pobre corazón.
Y quise desvanecerme de ese cuerpo, gritar hasta perder mis latidos. Palpitaba entre bombeos de sangre que parecía estar perdiendo su color, se me antojaba verla de aspecto lechoso; se me olvidó al hacerlo que el corazón no puede ver y sin ojos me cegué en lo absurdo de la sensación.
La razón intentó hablarme con cautela, quitarme el sufrimiento…, lo hacía por egoísmo. Sí, bien sé por otras veces cuanto le
afecta que la ignore, eso perjudica su raciocinio y su pensar.
El cuerpo que me guardaba caía llevado por la gravedad, se perdió en un último aliento. Mientras amor y dolor se entremezclaban para poner fin a lo que yo significaba: la vida.
Agonizando sentí liberada el alma que yacía contenida en mí, escapándose a través de la muerte para volver a vivir.
Ver el archivo adjunto 4200
Y quise desvanecerme de ese cuerpo, gritar hasta perder mis latidos. Palpitaba entre bombeos de sangre que parecía estar perdiendo su color, se me antojaba verla de aspecto lechoso; se me olvidó al hacerlo que el corazón no puede ver y sin ojos me cegué en lo absurdo de la sensación.
La razón intentó hablarme con cautela, quitarme el sufrimiento…, lo hacía por egoísmo. Sí, bien sé por otras veces cuanto le
afecta que la ignore, eso perjudica su raciocinio y su pensar.
El cuerpo que me guardaba caía llevado por la gravedad, se perdió en un último aliento. Mientras amor y dolor se entremezclaban para poner fin a lo que yo significaba: la vida.
Agonizando sentí liberada el alma que yacía contenida en mí, escapándose a través de la muerte para volver a vivir.
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