Jorge Toro
Miembro Conocido
En el álgido ocaso de mis años
raros jueces concurren a mi lado,
examinan despóticos mi estado
y mis faltas valúan por tamaños.
Silenciosos revisan mi pasado,
-en mis yerros sus ojos prontos calan-
y con rígidos dedos me señalan
como un inquisidor al acusado.
Callo, con un terror omnipresente
que atraganta mi lágrima latente
y me siento cercano al hondo abismo.
Sentenciado, lindando el paroxismo,
les imploro perdón por lo pendiente,
aunque… ¡no me perdono ni yo mismo!…
raros jueces concurren a mi lado,
examinan despóticos mi estado
y mis faltas valúan por tamaños.
Silenciosos revisan mi pasado,
-en mis yerros sus ojos prontos calan-
y con rígidos dedos me señalan
como un inquisidor al acusado.
Callo, con un terror omnipresente
que atraganta mi lágrima latente
y me siento cercano al hondo abismo.
Sentenciado, lindando el paroxismo,
les imploro perdón por lo pendiente,
aunque… ¡no me perdono ni yo mismo!…