• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

Deuda con la conciencia

En el álgido ocaso de mis años
raros jueces concurren a mi lado,
examinan despóticos mi estado
y mis faltas valúan por tamaños.

Silenciosos revisan mi pasado,
-en mis yerros sus ojos prontos calan-
y con rígidos dedos me señalan
como un inquisidor al acusado.

Callo, con un terror omnipresente
que atraganta mi lágrima latente
y me siento cercano al hondo abismo.

Sentenciado, lindando el paroxismo,
les imploro perdón por lo pendiente,
aunque… ¡no me perdono ni yo mismo!…
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
En el álgido ocaso de mis años
raros jueces concurren a mi lado,
examinan despóticos mi estado
y mis faltas valúan por tamaños.

Silenciosos revisan mi pasado,
-en mis yerros sus ojos prontos calan-
y con rígidos dedos me señalan
como un inquisidor al acusado.

Callo, con un terror omnipresente
que atraganta mi lágrima latente
y me siento cercano al hondo abismo.

Sentenciado, lindando el paroxismo,
les imploro perdón por lo pendiente,
aunque… ¡no me perdono ni yo mismo!…


Eso es lo peor Jorge no lograr perdonarse uno mismo,la conciencia no perdona ni da tregua,excelente poema,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 
¡Ah! la conciencia, mejor ni le hagas caso pues si no mataste a nadie
o no hiciste un daño irreparable, perdona a los "jueces", esos raros,
que hacen te remuerda la conciencia.
¡Muy buen soneto has conseguido y con eso la deuda ya has pagado!

Un abrazo amigo Jorge y cinco estrellas.
 
Eso es lo peor Jorge no lograr perdonarse uno mismo,la conciencia no perdona ni da tregua,excelente poema,un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
La conciencia al fin de cuentas vive con, y en, nosotros a cada instante de la vida, por lo que todo lo sabe... hasta nuestro más recónditos pecados.

Algunos la "matan" para poder vivir entre sus propias inmundicias, sin ninguna objeción...

Muchas gracias por dejar tu huella en mis letras, Sandra.

Un abrazo.
 
¡Ah! la conciencia, mejor ni le hagas caso pues si no mataste a nadie
o no hiciste un daño irreparable, perdona a los "jueces", esos raros,
que hacen te remuerda la conciencia.
¡Muy buen soneto has conseguido y con eso la deuda ya has pagado!

Un abrazo amigo Jorge y cinco estrellas.

La conciencia siempre es ajena al qué dirán o a los jueces que nos acusen. Ella tiene sus propios principios, aquellos con la que la creamos desde la infancia y a través de los años... Con ellos, ella mide y valora nuestros actos...

Por fortuna este poema es apenas inspiración!

Muchas gracias por todo, Matilde.

Un abrazo.
 
La conciencia tiene un tragico sentido del deber, y es tan cansina......
Felicidades amigo, es excelente.
Un abrazo

Hola Javier Tomas.

Creo que la conciencia es un "ente" estrictamente personal. Nadie te la crea ni te la impone, nace de tu propia percepción del mundo y sus acontecimientos, por más que existan cánones o concepciones generalizadas... Sólo tú decides al respecto.

Mucha gracias por seguir en mis letras.

Un abrazo.
 
Muy buen soneto:

En el álgido ocaso de mis años

raros jueces concurren a mi lado,
examinan despóticos mi estado
y mis faltas valúan por tamaños.

Una pregunta:

¿Las asonancias (o similitud de sonidos) las escribiste a propósito?
 
Muy buen soneto:

En el álgido ocaso de mis años

raros jueces concurren a mi lado,
examinan despóticos mi estado
y mis faltas valúan por tamaños.

Una pregunta:

¿Las asonancias (o similitud de sonidos) las escribiste a propósito?

Hola carlangas.

Muchas gracias por tu calificativo.

Las asonancias no son a propósito. Sé que muchos las consideran inconvenientes, pero no soy tan conservador en ese sentido y si casualmente se dan, no me esfuerzo mucho en hacer cambios...

Un abrazo.
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba