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Esperando la Navidad.

Fue el día de Navidad; ese día la conocí. Era una mañana fría y soleada como cualquier otra de invierno, pero no era un día cualquiera, era el día siguiente a la Nochebuena, esa noche de cena familiar por antonomasia en la que se esperan muchos regalos y abrazos, quizás demasiados.
No había podido dormir bien, quizás por el vino, acaso por las viandas o tal vez por que los regalos y abrazos habían sido sustituidos por reproches y desavenencias.
Me dispuse a pasear por la avenida observando a los solitarios paseantes que parecían hablar solos aunque alguno de ellos lo hiciera por su teléfono móvil hasta que cansado y aburrido me senté en un banco.
-¿Tú también hablas solo?. Me dijeron a mi espalda.
-Si, creía que estaba solo. Dije mientras observaba su triste belleza.
Desde aquella mañana, todos los años pasamos la Navidad juntos, pero solo esos días y en algún lugar donde estemos solos o no se celebre.

 
Última edición:
excelentes versos Mendiño, por desgracia es más común de lo que debería, las fiestas pueden traer consigo el riesgo de la pelea, me hiciste acordar de unos versos de Benedetti "la soledad también puede ser una llama", ocurren pequeños milagros inesperados a quien sabe escuchar, un enorme placer leerte, besos
 
Cada uno celebra la Navidad, y si la celebra, como quiere y con quien quiere. Realmente solo es una excusa para sacar algo de alegría de nuestro fondo.
Un abrazo amigo
Quería darle un toque diferente y basado en hechos reales. El pasado año, en la mañana de Navidad, salí a pasear y pude observar a tres o cuatro personas, solitarias, murmurando mientras caminaban. Lo poco que pude escuchar me impresionó.
Un abrazo y muchas gracias.

¡¡Feliz Navidad!!
 
excelentes versos Mendiño, por desgracia es más común de lo que debería, las fiestas pueden traer consigo el riesgo de la pelea, me hiciste acordar de unos versos de Benedetti "la soledad también puede ser una llama", ocurren pequeños milagros inesperados a quien sabe escuchar, un enorme placer leerte, besos
Es bueno pensar que estas Navidades serán distintas y mejores. Ojala reine la felicidad en todos los hogares.
Muchas gracias, Alessa.
 
Fue el día de Navidad; ese día la conocí. Era una mañana fría y soleada como cualquier otra de invierno, pero no era un día cualquiera, era el día siguiente a la Nochebuena, esa noche de cena familiar por antonomasia en la que se esperan muchos regalos y abrazos, quizás demasiados.
No había podido dormir bien, quizás por el vino, acaso por las viandas o tal vez por que los regalos y abrazos habían sido sustituidos por reproches y desavenencias.
Me dispuse a pasear por la avenida observando a los solitarios paseantes que parecían hablar solos aunque alguno de ellos lo hiciera por su teléfono móvil hasta que cansado y aburrido me senté en un banco.
-¿Tú también hablas solo?. Me dijeron a mi espalda.
-Si, creía que estaba solo. Dije mientras observaba su triste belleza.
Desde aquella mañana, todos los años pasamos la Navidad juntos, pero solo esos días y en algún lugar donde estemos solos o no se celebre.

MENDIÑO

¡Qué interesante encuentro!

Un fortísimo abrazo,

Guillermo.
 

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