QUINSONNAS
Miembro Conocido
Afianzado en un muelle sigiloso
alrededor su calma me rodea,
tranquilidad que sosegada ondea
en el frágil bastión de mi reposo.
Me acuna en su regazo cariñoso
y tierno me columpia y balancea
cuando, entonces, me ataca una marea
que me ahoga en su mundo borrascoso.
Es un miedo que nubla mis albores
trayendo en su oleaje de temores
la zozobra absoluta a mis virtudes.
Su espuma me salpica y me atenaza
y enturbiando, feroz, a mi coraza
me sumerge en profundas inquietudes.
Desconcertante un trauma es de por vida
destruyendo mi fe con su venganza
la rúbrica de un pacto que me alcanza
malicioso firmándome esta herida.
Sus flaquezas me dan la bienvenida
carentes de una mínima esperanza
con mi aplomo sereno y mi templanza
desnudos de manera enloquecida.
Me quiebran con su máxima fiereza,
con recelos que dañan mi entereza
y que amargos inciden en mi historia.
Mi placidez, entera, se derrumba
hundida en las entrañas de una tumba
que no tiene epitafio a su memoria.
Brutal se manifiesta y me desboca
sin que nadie su avance lo refrene
y enardecido ya jamás detiene
a la embestida que conmigo choca.
Me agrieta, me intimida y me trastoca,
e indeciso a mi púlpito mantiene
confundiendo al valor que me sostiene
con dudas que origina y que provoca.
Perniciosa es la piel de su semblante
y en vilo me sustenta delirante
tratando, de una vez, que me deprima.
Me angustia con su pátina de herrumbre,
la de un rictus que es pura incertidumbre
y me vuelve insegura la autoestima.
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