Es un placer, Margui, ver publicada una de tus obras en este espacio. Nos presentas un soneto impecable en cuanto a rima, aunque en métrica aparecen algunos pequeños detalles que merece la pena destacar. Antes de entrar a analizar estos matices, conviene recordar que los versos endecasílabos se clasifican en 3 grandes clases, cada una de ellas con sus correspondientes variantes:
- Los que llevan su acento principal en la 6ª sílaba, como ocurre con los heroicos y los melódicos.
- Los que acentúan las sílabas 4ª y 8ª, al que pertenecen la mayoría de los denominados “sáficos”.
- Y los llamados “dactílicos”, cuyos acentos principales recaen en las sílabas 4ª y 7ª.
Los 2 primeros grupos (acentos en 6ª, o en 4ª y 8ª), combinan entre sí perfectamente, por lo que pueden ser usados a voluntad dentro de un mismo poema. Pero los dactílicos, por su peculiar esquema acentual, sólo pueden ser usados junto a otros de su misma naturaleza, porque su ritmo es totalmente distinto.
Teniendo presente lo anterior, vemos que el 1º verso: “Dios evocó a ese algo viviente”, es un verso “dactílico pleno”, puesto que acentúa las sílabas 1ª, 4ª, 7ª y 10ª, estructura que le hace incompatible con el resto de versos del soneto.
Un verso especial es: “Pedazo de oro en su río brilló”. Leído de forma natural, el verso da 12 sílabas métricas: pe-da-zo-deo-roen-su-rí-o-bri-lló. Sin embargo, puede ser endecasílabo si hacemos uso de una licencia poética tan extraña como poco recomendable: la diástole, que consiste en retrasar el acento natural que tiene una palabra. En este caso, leeríamos “rió”, en lugar de “río”, con lo que el endecasílabo se convierte en un sáfico con acentos en las sílabas 4ª y 8ª.
También hay un verso que no puede ser encajado en ninguno de los tipos existentes, puesto que lleva acentos en las sílabas 2º y 7ª: “principios universales citó”.
A modo de resumen, hay que insistir en que la sílaba 7ª en los endecasílabos hay que evitar que aparezca acentuada, a menos que todos los versos del poema presenten esa misma estructura. Una “regla de oro” consiste en procurar que todos los acentos recaigan sobre sílabas pares, porque entre ellas no existe ninguna incompatibilidad.
Para cualquier aclaración adicional que precises, estoy a tu completa disposición.
Un beso.