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La niña pescadora

Maria Jose

Miembro Conocido


Una niña pescadora
con su red se fue a pescar,
donde descansan las olas,
a la orillita del mar.

En la cabeza un pañuelo,
en el talle un delantal
y en la cara lleva rosas
con destellos de coral.

Echa la niña las redes
sobre las aguas de sal
y la corriente las mece,
queriendo con ellas jugar.

Cuatro peces ha encontrado,
cuando las viene a sacar,
y una caracola enredada,
entre ellos ha ido a parar.

Acercándola hasta su oído,
una música cree escuchar
y piensa que es un nido
de sirenitas cantar.

Lleva la niña a su casa
ese regalo del mar,
y su madre le reclama:
devuélvela, niña, a su mar,

que las sirenas son almas
y en el fondo deben estar,
bajo las aguas azules,
en la gran profundidad.

Y la niña, apenada,
al agua la vuelve a lanzar,
donde lanzaba sus redes,
a la orillita del mar.

Veinte años pasaron,
veinte primaveras más
y la joven, aún pescando,
con papá se ha ido a embarcar.

Y una tarde de tormenta,
de vientos y vientos soplar,
la muchacha cae al agua;
de poco le sirve nadar.

Hasta el lecho submarino
su cuerpo ha ido a parar,
pero, acercándose a ella,
de ella empiezan a tirar,

cinco sirenas preciosas,
cinco perlas de mar
que nadando la devuelven,
a la orillita del mar.​


 
Impresionantes versos con la ternura y belleza que te identifican, siempre usando maravillosas metáforas y una gran frescura al escribir. Felicitaciones María José por esta maravillosa poesía, aplausos, reputación y saludos amiga poeta


 
Qué lindo María José, una histora preciosa, y ahora me viene a la cabeza aquel refrán que dice:"El que siembra recoge". Este poema tuyo puede tener hasta una moraleja, de nuestros actos tambien depende la suerte que tengamos en el futuro. No siempre funciona, pero casi siempre. Bello de principio a final. Mi admiración y un beso a tu alma.
 

Cisne

Moderadora del Foro Impresionismo y Expresionismo,


Una niña pescadora
con su red se fue a pescar,
donde descansan las olas,
a la orillita del mar.

En la cabeza un pañuelo,
en el talle un delantal
y en la cara lleva rosas
con destellos de coral.

Echa la niña las redes
sobre las aguas de sal
y la corriente las mece,
queriendo con ellas jugar.

Cuatro peces ha encontrado,
cuando las viene a sacar,
y una caracola enredada,
entre ellos ha ido a parar.

Acercándola hasta su oído,
una música cree escuchar
y piensa que es un nido
de sirenitas cantar.

Lleva la niña a su casa
ese regalo del mar,
y su madre le reclama:
devuélvela, niña, a su mar,

que las sirenas son almas
y en el fondo deben estar,
bajo las aguas azules,
en la gran profundidad.

Y la niña, apenada,
al agua la vuelve a lanzar,
donde lanzaba sus redes,
a la orillita del mar.

Veinte años pasaron,
veinte primaveras más
y la joven, aún pescando,
con papá se ha ido a embarcar.

Y una tarde de tormenta,
de vientos y vientos soplar,
la muchacha cae al agua;
de poco le sirve nadar.

Hasta el lecho submarino
su cuerpo ha ido a parar,
pero, acercándose a ella,
de ella empiezan a tirar,

cinco sirenas preciosas,
cinco perlas de mar
que nadando la devuelven,
a la orillita del mar.​


¡¡Qué buen final!!
Me dio susto cuando la niña se cayó y una alegría inmensa cuando fue rescatada por las sirenas preciosas.
Me ha encantado leerte, María José.
Felicitaciones y un abrazo con cariño.
Ana
 
Muy bonita historia Maria José. Me gustó mucho y me toca pues mi padre era aficionado a la pesca y yo lo acompañaba varias veces.
Gracias por traerme esos recuerdos
Un gusto pasar por tu tierno poema
Cariños y bienvenida
 


Una niña pescadora
con su red se fue a pescar,
donde descansan las olas,
a la orillita del mar.

En la cabeza un pañuelo,
en el talle un delantal
y en la cara lleva rosas
con destellos de coral.

Echa la niña las redes
sobre las aguas de sal
y la corriente las mece,
queriendo con ellas jugar.

Cuatro peces ha encontrado,
cuando las viene a sacar,
y una caracola enredada,
entre ellos ha ido a parar.

Acercándola hasta su oído,
una música cree escuchar
y piensa que es un nido
de sirenitas cantar.

Lleva la niña a su casa
ese regalo del mar,
y su madre le reclama:
devuélvela, niña, a su mar,

que las sirenas son almas
y en el fondo deben estar,
bajo las aguas azules,
en la gran profundidad.

Y la niña, apenada,
al agua la vuelve a lanzar,
donde lanzaba sus redes,
a la orillita del mar.

Veinte años pasaron,
veinte primaveras más
y la joven, aún pescando,
con papá se ha ido a embarcar.

Y una tarde de tormenta,
de vientos y vientos soplar,
la muchacha cae al agua;
de poco le sirve nadar.

Hasta el lecho submarino
su cuerpo ha ido a parar,
pero, acercándose a ella,
de ella empiezan a tirar,

cinco sirenas preciosas,
cinco perlas de mar
que nadando la devuelven,
a la orillita del mar.​


MARÍA JOSÉ

¡Qué fabuloso talento tienes!

Abrazos y besos quiteños,

Guillermo.

 

Maria Jose

Miembro Conocido
Hola María del Mar, se le puede aplicar muy bien ese dicho a ésta historia pues como ella hizo, la devolvieron a su hábitat natural. Es bonito pensar que el bien es un regalo de vuelta. Agradecida con tu visita y comentario. Te mando besitos.
 

Maria Jose

Miembro Conocido
A mi me gusta que te haya gustado, Ana, un placer tu compañía. Recibe junto con mi agradecimiento el fuerte abrazo que te mando.
 

Maria Jose

Miembro Conocido
Hola Marcela, seguro que son muy bonitos esos recuerdos, a mi padre les gustaba marisquear y nos metíamos entre las rocas a coger lapas y erizos, las calas aquellas parecían un terreno lunar. Me alegra que te haya gustado, gracias por tu visita, un abrazo recíbelo.
 

Maria Jose

Miembro Conocido
Muy agradecida por la bondad de tus palabras Caballero de los Geranios, me alegra que haya sido de tu gusto. Un abrazo allende los mares.
 


Una niña pescadora
con su red se fue a pescar,
donde descansan las olas,
a la orillita del mar.

En la cabeza un pañuelo,
en el talle un delantal
y en la cara lleva rosas
con destellos de coral.

Echa la niña las redes
sobre las aguas de sal
y la corriente las mece,
queriendo con ellas jugar.

Cuatro peces ha encontrado,
cuando las viene a sacar,
y una caracola enredada,
entre ellos ha ido a parar.

Acercándola hasta su oído,
una música cree escuchar
y piensa que es un nido
de sirenitas cantar.

Lleva la niña a su casa
ese regalo del mar,
y su madre le reclama:
devuélvela, niña, a su mar,

que las sirenas son almas
y en el fondo deben estar,
bajo las aguas azules,
en la gran profundidad.

Y la niña, apenada,
al agua la vuelve a lanzar,
donde lanzaba sus redes,
a la orillita del mar.

Veinte años pasaron,
veinte primaveras más
y la joven, aún pescando,
con papá se ha ido a embarcar.

Y una tarde de tormenta,
de vientos y vientos soplar,
la muchacha cae al agua;
de poco le sirve nadar.

Hasta el lecho submarino
su cuerpo ha ido a parar,
pero, acercándose a ella,
de ella empiezan a tirar,

cinco sirenas preciosas,
cinco perlas de mar
que nadando la devuelven,
a la orillita del mar.​


Hermoso leer tan bello poema, un excelente trabajo, con un cierre espectacular, gracias por compartir bella poetisa.
 

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