Miguel Rodríguez
Miembro
MADRE: PUREZA Y VIDA
Se escuchan murmullos de primavera
entre los tibios brazos de la madre;
¡fruto exquisito; sangre de su sangre
recibe en su seno por vez primera,
tras nueve meses de sufrida espera!
¡Frente aperlada por la sudación
al dar a luz; gracia de concepción
divina del misterio de la vida;
prominente distinción concedida
a lo sublime de la creación!
Qué hermoso ver el rostro de mujer
después del gran milagro de la vida;
¡vida aferrada al vientre muy ceñida
esperando ansiosa el amanecer
divino, que lo abrigará al nacer!
Mujer, tu mirada es como la luna;
deslumbrante, pendiente de la cuna
vigilante al apacible sueño
del querube quieto y risueño
envuelto en la frazada que lo acuna.
Madre, yo siempre te he de agradecer
los momentos colmados de ternura,
en mis jornadas llenas de amargura
libraste mi alma al duro padecer
desde tu humilde vientre hasta el nacer.
¡Las horas de tu vida, una por una
fue para mi alma la mejor fortuna!
Comprendo hoy porqué nuestro creador
dispuso de una madre al redentor
al encarnarlo en la pureza de una.
1406081201562
Licencia:
Todos los derechos reservados
Autor:
Miguel Rodríguez Meléndez
Se escuchan murmullos de primavera
entre los tibios brazos de la madre;
¡fruto exquisito; sangre de su sangre
recibe en su seno por vez primera,
tras nueve meses de sufrida espera!
¡Frente aperlada por la sudación
al dar a luz; gracia de concepción
divina del misterio de la vida;
prominente distinción concedida
a lo sublime de la creación!
Qué hermoso ver el rostro de mujer
después del gran milagro de la vida;
¡vida aferrada al vientre muy ceñida
esperando ansiosa el amanecer
divino, que lo abrigará al nacer!
Mujer, tu mirada es como la luna;
deslumbrante, pendiente de la cuna
vigilante al apacible sueño
del querube quieto y risueño
envuelto en la frazada que lo acuna.
Madre, yo siempre te he de agradecer
los momentos colmados de ternura,
en mis jornadas llenas de amargura
libraste mi alma al duro padecer
desde tu humilde vientre hasta el nacer.
¡Las horas de tu vida, una por una
fue para mi alma la mejor fortuna!
Comprendo hoy porqué nuestro creador
dispuso de una madre al redentor
al encarnarlo en la pureza de una.
1406081201562
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Miguel Rodríguez Meléndez
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