Alba Rivero.
Miembro Conocido
En el remanso del río,
plácida duerme la tarde
las aves hacen alarde
de primor y señorío.
Yo contemplo y me sonrío
ante el candor de esa hora
y las aguas, sin demora
besan mis pies y se alejan
y entre caricias me dejan
su melodía canora.
En el cristal reluciente
se dora la faz del cielo
y es razón para el desvelo
esa visión transparente.
Es la brisa, mansamente
quien vuelve a traer el canto
de las aguas y su encanto
se funde con el paisaje
y el horizonte es un viaje
mezcla de vida y espanto.
¡Maravilloso momento!
Por irreal y soñado
tal vez , mejor apreciado
aunque a la tarde es tormento.
Que no hay bien que por un ciento
valga en toda su estatura,
pues la mayor hermosura
se acaba al morir el día
fundida en la letanía
de la noche y su negrura.
Alba Rivero.
plácida duerme la tarde
las aves hacen alarde
de primor y señorío.
Yo contemplo y me sonrío
ante el candor de esa hora
y las aguas, sin demora
besan mis pies y se alejan
y entre caricias me dejan
su melodía canora.
En el cristal reluciente
se dora la faz del cielo
y es razón para el desvelo
esa visión transparente.
Es la brisa, mansamente
quien vuelve a traer el canto
de las aguas y su encanto
se funde con el paisaje
y el horizonte es un viaje
mezcla de vida y espanto.
¡Maravilloso momento!
Por irreal y soñado
tal vez , mejor apreciado
aunque a la tarde es tormento.
Que no hay bien que por un ciento
valga en toda su estatura,
pues la mayor hermosura
se acaba al morir el día
fundida en la letanía
de la noche y su negrura.
Alba Rivero.