margui
Miembro Conocido
Misterio es la sonrisa serena en su belleza,
canícula perenne que anida en tanto verso
de amores satisfechos, compuesto con pereza,
a imagen limitada de un cómodo universo.
Contemplo el perigeo visible a la mirada,
y allí la superluna dirige al Cosmos su oro
poder inigualable la idea proyectada
extraños caracteres en libros que atesoro.
Perfecta y mesurada receta de la risa
descalza en primavera, caliente en el invierno
el largo itinerario que inmensa hace la prisa
al lúdico deleite trastoca en pétreo averno.
Sucinta pesadilla se agolpa en mi cabeza
escucho al curandero la música rasgada
medito con paciencia la luz de la grandeza,
que calme con la Aurora la tétrica tonada.
En cada vida un fierro quebrándonos la espalda
reniego del maltrato con toda mi energía
le ruego al fin, perjuro, me ofrece una guirnalda
en piedras me reclino percibo su alegría.
No pienso en la estadía del crudo horror de anoche
obsequio mi sangrante delirio en el ultraje,
que al fin de toda cuenta no vale mi reproche
ansío con la Aurora reserva de coraje.
De estudio precisada, sigilo y me acompaso
en pos de la grandeza se entierra al sepultado
que yazcan sus entrañas ocultas por si acaso
en busca de sus restos avanza el despiadado.
canícula perenne que anida en tanto verso
de amores satisfechos, compuesto con pereza,
a imagen limitada de un cómodo universo.
Contemplo el perigeo visible a la mirada,
y allí la superluna dirige al Cosmos su oro
poder inigualable la idea proyectada
extraños caracteres en libros que atesoro.
Perfecta y mesurada receta de la risa
descalza en primavera, caliente en el invierno
el largo itinerario que inmensa hace la prisa
al lúdico deleite trastoca en pétreo averno.
Sucinta pesadilla se agolpa en mi cabeza
escucho al curandero la música rasgada
medito con paciencia la luz de la grandeza,
que calme con la Aurora la tétrica tonada.
En cada vida un fierro quebrándonos la espalda
reniego del maltrato con toda mi energía
le ruego al fin, perjuro, me ofrece una guirnalda
en piedras me reclino percibo su alegría.
No pienso en la estadía del crudo horror de anoche
obsequio mi sangrante delirio en el ultraje,
que al fin de toda cuenta no vale mi reproche
ansío con la Aurora reserva de coraje.
De estudio precisada, sigilo y me acompaso
en pos de la grandeza se entierra al sepultado
que yazcan sus entrañas ocultas por si acaso
en busca de sus restos avanza el despiadado.
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