Carmen Roldán
Miembro Conocido
Volaba, volaba tan alto que llegué al cielo
y sin darme cuenta, me encontré en el Universo,
entre tanta belleza quedé embelesada.
Sin darme cuenta, tropecé con la luna,
La miré y vi, como reía y las estrellas sonreían
aluciné entre tanta perfección
sin entender como había llegado tan lejos.
Atónita, observé fascinada tanta belleza.
La osa mayor, me invitó a subir a su carro
dando un paseo estelar, con brillo de luceros,
un cometa nos saludó y unos asteroides nos seguían
emocionada, comencé a llorar aturdida.
Y la luna que venía detrás, se percató de mis lágrimas
y me quiso acariciar.
Sentí tanta felicidad que les pedí quedarme
entre tanta maravilla.
La luna y las estrellas, comentaron entre ellas
llegando a la conclusión que debía volver a la tierra,
y con tristeza me despedí, acatando sus deseos.
En un frío hospital desperté, aturdida y consternada
un haz entró por la ventana, miré…
y vi, como sonreía la Luna y las estrellas reían
lloré, no se si de pena o alegría
y con su destello la Luna me acarició.
Quedé pensando si todo había sido un ensueño
producto de mi imaginación.
O fue tan real, como que cada noche
sale la Luna acompañada de las estrellas a pasear.
Desde la ventana vi… sonreír a los luceros.
Y sentí en mi corazón centelleos de felicidad.
Tanto amor que volví a llorar....
observando tanta belleza…vi amanecer de nuevo.
Autora: Carmen Roldán Gutiérrez- España
Reservados los derechos de autor.
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