Chelo Álvarez
Miembro Conocido
Tengo cansada el alma
Tengo cansada, muy cansada el alma
de ver como deambulan por la acera
quienes piden limosna; ya que algunos
se piensan que les gusta su pobreza.
Y los veo, los veo por las calles,
legañosos, con frío y sin fuerzas.
Y se me cansa el alma porque veo
en las calles del pueblo la miseria
de los pobres que duermen a la orilla
de una plaza sin luz, a duermevela,
arropados tan sólo por la noche
cuando apenas titilan las estrellas.
Y me duele, me duele la amargura
de las gentes que el hambre les aprieta,
mientras a otros les sobran comestibles
y casi les revientan las despensas.
Quién pudiera llegar a redimir
la escasez en catástrofes y guerras.
¿Por qué no repartimos, Dios, tus bienes
y que nadie padezca de carencias?
Chelo Álvarez
Tengo cansada, muy cansada el alma
de ver como deambulan por la acera
quienes piden limosna; ya que algunos
se piensan que les gusta su pobreza.
Y los veo, los veo por las calles,
legañosos, con frío y sin fuerzas.
Y se me cansa el alma porque veo
en las calles del pueblo la miseria
de los pobres que duermen a la orilla
de una plaza sin luz, a duermevela,
arropados tan sólo por la noche
cuando apenas titilan las estrellas.
Y me duele, me duele la amargura
de las gentes que el hambre les aprieta,
mientras a otros les sobran comestibles
y casi les revientan las despensas.
Quién pudiera llegar a redimir
la escasez en catástrofes y guerras.
¿Por qué no repartimos, Dios, tus bienes
y que nadie padezca de carencias?
Chelo Álvarez
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