Pienso, en vano, en lo profundo
del pájaro que no escucho,
y en el plato, que no es mucho
pedir… si se tiene un mundo.
Vacilo, por un segundo,
junto al viento en la ciudad.
Dos soplos en orfandad
somos, bajas del cemento.
Tan solo sufro un momento
de furtiva humanidad.
Hacia el alcantarillado...