Eres como una casa inhabitada
con la puerta cerrada,
con un patio trasero
que despierta miradas.
sin árboles sembrados,
sin hierbas, sin arbustos,
regado en sus mitades
por el agua más pura.
El frente, bien cuidado,
pintado de colores,
de él brotan olores
de rosas y jazmines
y crece poco a poco...