Los viejos no son los mismos de tiempos atrás vividos,
es hoy su andar paulatino, inseguro, tembloroso,
tienen los ojos marchitos y su mirar nebuloso,
llevan la espalda encorvada y van sus hombros caídos.
Sus finísimos cabellos son hebras color ceniza,
las arrugas les invaden, sus mejillas...